La energía solar ya se emplea en la agricultura en los países pobres, pero necesita un mayor impulso para integrarla en los sistemas de irrigación, destacaron en Roma expertos participantes en un foro internacional.
La directora general adjunta de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Maria Helena Semedo señaló en la apertura que hace 50 años ya se usaban paneles solares para bombear agua, pero a un coste muy alto que se ha ido reduciendo desde entonces gracias a la investigación.
Esta tecnología proporciona “independencia energética en las áreas remotas donde no está garantizado el suministro de combustible” y mejora el acceso al agua en las áreas áridas, apuntó Semedo, que citó experiencias como las que emplean energía solar en sistemas de refrigeración de alimentos y en plantas desalinizadoras, reporta Efe.
Sin embargo, se preguntó por la viabilidad de esos proyectos y el impacto que pueden tener en la disponibilidad de agua de los acuíferos.