La actriz galesa Catherine Zeta-Jones asegura estar “sorprendida e indignada” por el escándalo de abusos sexuales protagonizado por el productor estadounidense Harvey Weinstein, y está orgullosa de todas las mujeres que han alzado su voz para denunciarlo.
“Esperemos que los dinosaurios que han podido salirse con la suya con ese comportamiento durante años ya se hayan extinguido. De lo contrario, estamos verdaderamente estancadas en un mundo muy triste y muy destructivo”, ha dicho durante el MIPCOM de Cannes, que se celebra desde el lunes y hasta el jueves en esa localidad francesa.
Zeta-Jones, Oscar a la mejor actriz secundaria por su papel en “Chicago”, distribuida por la productora de Weinstein, Miramax, apuntó también que parte de la respuesta reside en una presencia femenina más fuerte en el negocio.
“Las mujeres poderosas en una junta directiva a menudo quieren ser las únicas. Eso no me gusta. Cuantas más mujeres haya en puestos de poder, menos pasará”, añadió en el encuentro Women in Global Entertainment, donde fue la invitada de honor.
La actriz ha acudido al principal mercado de productos y formatos audiovisuales para presentar “Cocaine Godmother”, telefilme en el que encarna a la narcotraficante colombiana Griselda Blanco, conocida como la reina de la coca.
“Partió de la nada y fue la mujer más poderosa y temida en el negocio de la droga, dominado por hombres sin piedad”, dijo hoy de Blanco (1943-2012), cabecilla del cartel de Medellín antes de que se impusieran otros como Pablo Escobar.
A Zeta-Jones le gustó de la también llamada “La viuda negra” que fuera capaz de valerse por sí misma en ese entorno predominantemente masculino.
“La admiro por eso. Como mujeres, a menudo se nos echa por los suelos por ser ambiciosas, algo que no les pasa a los hombres. Deberíamos estar orgullosas de ser ambiciosas”, destacó en conferencia de prensa.
Zeta-Jones hizo además un alegato en favor de reivindicar los propios triunfos: “Siempre intentamos ser humildes, decir ‘gracias, tuve suerte’… pero no, tú provocas tu propia suerte, aunque haya quien te ayude. Algunos me dicen que he tenido mucha y sí, la he tenido, pero curiosamente, cuanto más trabajo, más suerte tengo”.
Casada con Michael Douglas y madre de dos hijos, la actriz, de 48 años, no tuvo miedo de darle la espalda al glamour para dotar de veracidad a este último papel.
“Gané peso, cambié mi lenguaje corporal. (…) Tenía que transformarme y quería hacerlo. (…) Ella creía que era guapa. Era la estrella de su propia película. Le importaba una mierda lo que la gente pensara. (…) Era un personaje fascinante y fue algo muy liberador”, dijo.
El telefilme se estrenará en 2018 y ha intentado evitar los estereotipos para reflejar los matices del complejo ecosistema de la droga, informa Efe.
“No quería retratar que los buenos son los policías y la mala Griselda, porque no es así. Todo el mundo es responsable, es un mundo corrupto”, concluyó la intérprete, que dice sentirse “muy cómoda” en la televisión porque fue ahí donde empezó su carrera.