Wonder Woman, 75 años de una maravilla del cómic en lucha por la igualdad

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Un símbolo “para todas las mujeres del mundo”, ese fue el objetivo con el que en la década de los 40 la editorial DC Cómics alumbró el personaje de Wonder Woman, una maravilla de mujer que desde una ficción aparentemente inofensiva lleva más de 75 años como acicate por la igualdad de género.

El reciente estreno de la película que lleva su nombre -un éxito que ya ha recaudado 598 millones de dólares- ha devuelto a la primera línea de la actualidad a la más grande de las superheroínas, la cual, pese a no gozar de la misma atención que sus colegas Batman y Supermán, se ha convertido en un símbolo gracias a un grupo de autores que vieron en ella un propósito revolucionario.

Fue en 1941 cuando hizo su primera aparición en el número 8 de la serie “All Star Comics”. Un personaje alumbrado por William Moulton Marston, un abogado, psicólogo y novelista que concilió en ella su interés por la mitología, las mujeres y el comportamiento social, especialmente las relaciones de sumisión y dominación.

“Siempre pensé que Wonder Woman, como Superman, debía tener un punto de vista propio sobre la sociedad. Criada en el mundo igualitario de las amazonas, donde todos son tratados como iguales en derechos, se sentiría particularmente ofendida por la estrechez de miras y sexismo de América”, observaba Gerry Conway, uno de los artífices de aquella primera época.

Las mujeres respondieron y se unieron a la lista de lectores, incluida Gloria Steinem, referente del feminismo en EE.UU. durante los años 70 y la persona que ayudaría a convertirla en un símbolo de su lucha por la igualdad. Como fundadora de la revista liberal Ms., la llevó a la portada en 1972: “Wonder Woman for president”.

En 1982 se produce otro momento importante. Cambia el emblema del águila dorada por dos W encastradas en el pectoral, diseñadas por Milton Glaser. “La causa hará que la w no sea solo por Wonder Woman, sino por todas las mujeres del mundo”, proclama el personaje.

Entre los guionistas que ayudaron a expolearla está George Pérez, que en 1987 pidió encargarse de la cabecera y, de la mano de Greg Potter primero y de Len Wein después, redefinió pautas tan sensibles como que las amazonas, que no nacían de hombre, fuesen la reencarnación de mujeres asesinadas en la prehistoria.

Las amazonas, que algunos estudios relacionan con el término que se empleó a principios del siglo XX para referirse a las sufragistas en EE.UU., debían ser la encarnación de los mejores valores del ser humano, físicos y mentales, como ejemplo a seguir en pos de un mundo de concordia.

“No mates si puedes herir. No hieras si puedes someter. No sometas si puedes apaciguar. Y no alces en ningún caso tu mano, si antes no la has extendido”, señala el lema que rige Themyscira, capital de estas supermujeres.

Claro está, entre los mejores guionistas de Wonder Woman no todos son hombres. Ahí está Gail Simone, autora de “El círculo”, con los lápices de Terry Dodson.

También destaca la obra de Jill Thompson “La verdadera amazona”, relato libre que se centra en el origen no ya del personaje sino de sus convicciones, desde el egoísmo hasta el carácter compasivo que hace de ella una superheroína especial.

O “Hiketeia”, de Greg Rucka, en el que un debate moral la lleva a vérselas cara a cara con Batman, sin olvidar la reciente etapa de Brian Azzarello, especialmente “Sangre”, como aspirante a diosa de la guerra.

Que el personaje sigue despertando interés en la actualidad se percibe en ensayos como “Wonder Woman. El feminismo como superpoder”, en el que la periodista Elisa McCausland la reivindica frente a las voces críticas por su “imagen sexualizada”, reseñó Efe.

“Diana no fue juzgada por lo que ha representado en numerosas ocasiones como personaje, sino por cómo viste”, escribe, en alusión a su efímera elección como embajadora de honor de la ONU por ser, decía la petición en su contra, “representación de una mujer blanca, con pechos exuberantes, proporciones imposibles y un traje escueto”.

Para McCausland es ante todo “una recodificación pionera en cuanto al género”, una idea “de feminismo amazónico en la que cuerpo y menten se alinean en pos de un bien mayor”, insiste.