El voto cerrado cierra las puertas

Freddy Serrano Díaz
Freddy Serrano Díaz

Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Consultor y Estratega Político

¿A que le temen quienes se empeñan en cerrar listas a corporaciones públicas en Colombia?, ¿a ser derrotados?, ¿a perder el control?, ¿a dejar de ser los mismos?… ¿cual es el miedo?.

Las bondades de tener un aparato democrático se remiten a permitir que haya participación, diversidad, renovación, que se califique una gestión, luego pensar en reformas para auspiciar el caciquismo, el unanimismo y la obligatoriedad de listas cerradas, bloquea las puertas a la confianza y las abre a la abstención que se origina ante la inocultable pretensión de los que temerosos, ven la llegada de una nueva generación de desconocidos.

Plantear un proyecto de reforma política para cerrar listas, nos da la oportunidad de revisar, sin apasionamientos, esto es asunto de sentido común, ¿de que está hecho nuestro congreso?, es una prueba de fuego para los corporados, esos de los que esperamos demuestren con su voto negativo que un elector, es mejor y más importante que un elegido.

No se trata de cuestionar, denigrar, atacar o vilipendiar la labor fundamental que cumplen las organizaciones políticas de los países, tener partidos es tener representación diversa, disciplina y espacios, sin embargo ¿no es la imagen cuestionada de algunos de sus líderes, la que ha motivado que tantas personas en Colombia estén pensando en buscar firmas para las elecciones regionales de octubre?.

Motivar al ciudadano sobre la importancia del voto, fundamenta el trabajo que cumplimos quienes a la consultoría política nos dedicamos, el reto supone recobrar la confianza y llenar de razones al elector para creer en sus líderes, esos que hoy han de asumir que: “la causa está por encima del ego”.

No cabe duda, necesitamos muchas reformas y algunas habrán o no de encontrar el eco necesario en el capitolio, sin embargo los colombianos necesitamos un motivo para salir a votar libremente, una razón que nos lleve a creer en la dirigencia.

“El premio y el honor a ser elegido lo otorga el elector, no puede responder al guiño amañado de un reyesuelo”.