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Por fuera son unos edificios más en la masificada Lima, pero dentro albergan el gran centro de aislamiento de COVID-19 en Perú. Es la villa de los Juegos Panamericanos 2019, transformada en tiempo récord de albergue de deportistas de elite a baluarte contra la pandemia para miles de contagiados.
A este enclave, convertido casi de la noche a la mañana en el centro sanitario más grande del país con unas 1.800 camas, llegan cada día para hacer una cuarentena bajo observación médica decenas de portadores del coronavirus SARS-CoV-2, muchos de ellos con factores de salud que pueden costarles la vida.
Sus siete torres de hasta 20 pisos, que contienen más de mil viviendas familiares de tres habitaciones cada una, se han vuelto un lugar inexpugnable, solo reservado para casos de COVID-19 con riesgos muy específicos, pero al que Efe tuvo acceso para comprobar su intensa y delicada actividad.
Hace solo dos meses era una villa “fantasma”, sus instalaciones estaban vacías y deshabitadas después de que se marcharan los 10.000 participantes que pasaron por los Juegos Panamericanos, el mayor acontecimiento deportivo de América. Ahora, el tránsito de ambulancias que traen y llevan pacientes es incesante.
“Ha sido una gran oportunidad porque nos ha permitido reaccionar rápidamente y triplicar infraestructura”, aseguró la presidenta del Seguro Social de Salud (EsSalud), Fiorella Molinelli, cuyo sistema comenzó la emergencia con 572 camas para pacientes de COVID-19 y ahora tiene casi 5.000.
Así, por donde hace nueve meses pasaron campeones olímpicos de la talla de la jamaicana Shelly-Ann Fraser-Pryce, la colombiana Caterine Ibargüen y el cubano Mijaín López, ahora es el refugio de casos sensibles del coronavirus como Larry Lynch, el comandante general del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú (CGBVP).
“Llegué el lunes, cuando me detectaron la enfermedad. Mi familia también está infectada y están haciendo su cuarentena en casa, pero a mí me trasladaron aquí porque soy diabético e hipertenso”, contó Lynch. EFE.