El pedido lo hicieron las víctimas que hoy escucharon el reconocimiento público de estos crímenes de Rodrigo Londoño
Un puñado de las miles de personas que fueron víctimas de secuestro levantaron este martes su voz y le pidieron a los jefes del último secretariado de las FARC que digan la verdad de lo que pasó en el conflicto armado, en especial con los secuestrados y con las personas que murieron estando en poder de esa guerrilla.
El vehemente pedido lo hicieron las víctimas que hoy escucharon el reconocimiento público de estos crímenes de Rodrigo Londoño, último comandante de la guerrilla.
También estuvieron otros jefes de las antiguas FARC como Pablo Catatumbo, Pastor Alape, Milton de Jesús Toncel, Jaime Alberto Parra, Julián Gallo y Rodrigo Granda, miembros del último secretariado, máximo órgano de esa guerrilla y por tanto responsables de las acciones de ese grupo armado.
“Las víctimas están deseosas de saber qué pasó con sus familiares. Les pido que nos digan, hay que ir hasta el fondo. Hemos visto cómo niños que ustedes se llevaron a la guerra fueron asesinados. También queremos saber qué pasó con ellos”, dijo Óscar Tulio Lizcano.
Lizcano fue secuestrado por las FARC en agosto de 2000 cuando era miembro de la Cámara de Representantes y permaneció ocho años cautivo hasta que escapó en octubre de 2008.
La audiencia de reconocimiento fue programada por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y corresponde al Caso 01, “Toma de rehenes, graves privaciones de la libertad y otros crímenes concurrentes cometidos por las FARC-EP”.
La diligencia se realizó en la biblioteca Virgilio Barco Vargas, de Bogotá, en cuyos pasillos los familiares pusieron fotos de sus seres queridos, muchos de los cuales murieron en cautiverio.
“Manada de asesinos”
Otro que habló fuerte fue el excongresista Orlando Beltrán, quien aseguró que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no eran una guerrilla con ideales políticos sino que eran una “empresa criminal”.
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“Son genocidas al igual que fue Hitler. Ustedes son una manada de asesinos y criminales que merecen el repudio de la sociedad colombiana”, les espetó Beltrán a los mandos de las FARC que estaban sentados frente a sus víctimas.
De todos modos agregó: “Esta página de dolor hay que pasarla (…) porque es mejor la paz que la guerra prolongada y reconozco que el Estado fue incapaz de vencerlos militarmente”.
Beltrán llamó a los ex-FARC a aportar más verdad: “Quiero que en esta aceptación del reconocimiento que hacen ustedes, sea primero condicionado a la verdad. No hay nada más reconfortante para una víctima que se le diga la verdad”.
Él era representante a la Cámara por el Partido Liberal cuando fue secuestrado el 28 de agosto de 2001 y estuvo cautivo seis años y seis meses hasta que las FARC lo dejaron en libertad, junto con otros rehenes, el 28 de febrero de 2008.
FARC y la falta de reparación
Por su lado, Sigifredo López destacó la importancia de la audiencia pública y el reconocimiento de las FARC por los secuestros y asesinatos pero dijo que echaba de menos la “reparación económica”.
“De dónde acá, de un solo brochazo, se borra la reparación económica de las víctimas (…) pero que no puede soslayar las demandas de justicia y de reparación que están haciendo las víctimas”, expresó.
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López hizo parte de un grupo de 12 diputados del departamento del Valle del Cauca secuestrados en abril de 2002 por la entonces guerrilla de las FARC, que asesinó a 11 de ellos cinco años después.
Mientras tanto, Gloria Narváez, hermana de Juan Carlos Narváez, que fue compañero de cautiverio de López, lamentó que las FARC estén diciendo “verdades a medias”.
También estuvo la excandidata presidencial Íngrid Betancourt quien fue secuestrada por las FARC el 23 de febrero de 2002 cuando se dirigía a la zona de distensión establecida por el entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002) con el fin de realizar conversaciones de paz con la insurgencia.
Fue rescatada el 2 de julio de 2008 por el Ejército colombiano, durante el Gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, en la denominada “Operación Jaque”, junto a tres ciudadanos estadounidenses y 11 soldados y policías.
EFE