Las víctimas señalan que el informe de la Comisión de la Verdad cuenta una parte, pero hace falta mucho más por conocer.
Hillary Sánchez sufrió los estragos del conflicto armado colombiano: primero vivió la violencia guerrillera, luego la paramilitar. Su voz, como la de muchas otras víctimas, está “pidiendo a gritos ser escuchada” y que la verdad sobre lo ocurrido durante tantos años de violencia sea completa, no a medias.
Sánchez cuenta a Efe en el pueblo de San José de Oriente, en el Caribe colombiano, que siendo muy joven le tocó huir de la vereda (aldea) donde vivía en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta para no ser reclutada por las FARC, suerte que no corrieron muchos de los jóvenes de esa región que terminaron engrosando las filas de la guerrilla.
Luego cuando los paramilitares tomaron el control de esta zona -rica en cultivos de arroz, algodón y palma de aceite- la violencia llegó acompañada del despojo de tierras.
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Los campesinos fueron desplazados por esos grupos que, bajo la bandera de la lucha contra el comunismo y auspiciados la mayoría de las veces por grandes terratenientes, se apropiaron de sus terruños.
La ausencia del Estado en los territorios y la connivencia de paramilitares con miembros de la Fuerza Pública permitieron que la ley del más violento gobernara en la zona, fenómeno que hoy todavía está presente y avivado por el narcotráfico.
VERDAD A MEDIAS
Con férrea convicción, Sánchez, que también es lideresa social de la región, asegura que pese a que las víctimas son “totalmente conscientes” de que gracias al informe final de la Comisión de la Verdad se conoce una parte de la verdad, “la verdad no está totalmente nutrida”.
“Para nosotros ha sido un trabajo, aunque con muchos méritos, un trabajo un poco incompleto porque tenemos solamente una parte de la verdad y nosotros tenemos una necesidad muy grande de que la verdad sea absoluta”, asegura la mujer.
Sánchez dice que hay víctimas que no se sienten del todo “identificadas con esa verdad” y que necesitan “aportar a esa verdad”.
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ESPACIOS DE RECONCILIACIÓN
El excombatiente de las FARC Abelardo Caicedo, un veterano exguerrillero que militó 40 años en ese grupo armado, respalda plenamente las recomendaciones de la Comisión.
“Me parece que eso nos aproximaría precisamente acabar con el conflicto”, afirma sin titubeos a Efe.
Caicedo cuenta que ingresó a la guerrilla cuando tenía 17 años para salvar su vida, amenazada entonces por la fuerza pública que lo perseguía por pertenecer a las Juventudes Comunistas (JUCO). Es por ello que destaca los espacios de reconciliación que surgieron con la entrada en operación de la Comisión de la Verdad.
“Ese trabajo nos ha servido para acercarnos a las víctimas, para poder pedir perdón, para escuchar que en los momentos en los que estábamos en la confrontación no toda la gente sintió, digamos, que estábamos representando sus intereses”, explica. EFE