Investigadores mexicanos utilizan la materia fecal de animales de granja y los residuos orgánicos del hogar para producir gas metano de manera sustentable, informó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Mediante la construcción de un biodigestor, estudiantes y maestros de la Universidad Politécnica de Amozoc (Upam), en el central estado de Puebla, producen el combustible con el objetivo de reducir el volumen de contaminantes y, de paso, aprovechar el bajo costo de producción.
Este biodigestor es un contenedor metálico y hermético llamado reactor en el cual se introduce materia orgánica como desechos vegetales y frutales en una proporción de dos tercios de agua por uno de residuos.
Diana Castolo, encargada del proyecto, indicó que lo más común es utilizar materia fecal de bovinos, porcinos o equinos.- Sin embargo, ellos experimentaron con otros desechos.
Para la profesora de la carrera de Ingeniería en Energías, la labor que cumple este proyecto es la de hallar una respuesta a problemas de la región, en cuyos hogares se desperdicia gran cantidad de residuos orgánicos que pueden ser utilizados para la elaboración de energía.
En cambio, de acuerdo con la científica, en algunos ranchos y granjas de la zona ya empieza a haber más hábito de utilizar biodigestores.
En ellos se genera un ambiente biológico activo que desencadena una fermentación anaerobia (capaz de desarrollarse sin oxígeno) por acción de microorganismos.
Logrando así la producción de gas metano y también de líquidos lixiviados que pueden ser utilizados como fertilizantes.
El biodigestor se alimenta con los residuos de casa, a los que se les agrega agua.
Asimismo, Castolo precisó que el contenedor es inoculado con bacterias metanogénicas que descomponen la materia orgánica y forman finalmente el metano.
La estudiante Jessica Robles, integrante del proyecto, detalló por su parte que “una vez que se mezclan los residuos con el agua, el calor al interior del contenedor genera gases y las bacterias metanogénicas actúan”.
El biogás se encuentra disponible entre los 15 y 40 días después de la mezcla, dependiendo de las condiciones climáticas, informa Efe.
Los biodigestores suelen ubicarse en la parte exterior para que el calor del sol beneficie el proceso, además deben ser agitados cada tercer día para que se garantice la fermentación y se evite la sedimentación de los residuos.