Una misión científica llega a la Estación Espacial Internacional

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Una nueva misión llegó a la Estación Espacial Internacional (EEI) seis horas después de despegar desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) con tres astronautas que viajaron a bordo de la nave rusa Soyuz MS-05.

El acoplamiento entre la nave y plataforma orbital se produjo sin complicaciones a las 21.54 GMT, de acuerdo con la NASA, con seis minutos de antelación respecto a la hora inicialmente prevista.

La nave había despegado a las 15.41 GMT desde la legendaria rampa Nº1 del cosmódromo kazako, la misma desde la que partió hace 56 años Yuri Gagarin, el primer hombre en volar al espacio.

El jefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, Ígor Komarov, señaló poco después del despegue que “todos los sistemas de la nave” -baterías solares, antenas- funcionaban “con normalidad”.

A bordo volaban el cosmonauta ruso Serguéi Riazanski, el estadounidense Randolph Bresnik y el italiano Paolo Nespoli, de la Agencia Espacial Europea, todos ellos con experiencia en vuelos espaciales.

Fue la segunda vez que una nave Soyuz MS, la quinta de su serie, se enganchaba a la EEI según un esquema de vuelo abreviado, ya que las tres anteriores lo hicieron tras dos días de vuelo autónomo, en el que se sometieron a pruebas los diversos sistemas de la nueva nave rusa.

Tras el acoplamiento, está previsto que abran las compuertas y se encuentren con los tres tripulantes de la EEI a las 23.40 GMT.

A los tripulantes de la Soyuz, que permanecerán en la estación durante 139 días, les recibirán el cosmonauta ruso Fiódor Yurchijin, actual comandante, y los estadounidenses Jack Fischer y Peggy Whitson.

Como es habitual, las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia desplegaron en la zona de despegue varios aviones y helicópteros, con la misión de garantizar la seguridad del lanzamiento.

El programa ruso en la EEI incluye para esta expedición una salida al espacio exterior, que tendrá lugar el 17 agosto, dijo en vísperas del vuelo Riazanski, comandante de la expedición.

“Se trata de una actividad fundamentalmente científica. No haremos trabajos de reparación”, dijo el cosmonauta, quien tiene a su haber tres “caminatas espaciales” y que en 2013 batió, con un registro de 8 horas y 7 minutos, el récord de permanencia en el espacio abierto.

Agregó que Yurchijin, su compañero de caminata, someterá a una serie de pruebas un nuevo modelo de la escafandra Orlán, dotada de un sistema automático de termorregulación.

En total, el programa científico de la expedición incluye un total de 300 experimentos, medio centenar de los cuales serán realizados por los dos cosmonautas rusos.

Entre otras pruebas científicas, Rianzanski mencionó la del registro del umbral de tolerancia al dolor y al calor en condiciones de ingravidez.

“Parte de los experimentos se centrarán en la investigación de los músculos y tendones. También está previsto el experimento Earthkam, que consiste en fotografiar en alta resolución la superficie de la tierra desde la EEI por petición de instituciones educativas”, explicó.

Pero el experimento más importante “es el propio vuelo espacial”, dijo el cosmonauta ruso, que llevaba a bordo como talismán personal un gnomo tejido, elegido como tal por decisión familiar.

“Mi talismán en un gnomo. Randy (Bresnik) tiene un pequeño oso americano, y Paolo Nespoli lleva un pequeño ‘transformer’ italiano”, apuntó el capitán de la misión.

La EEI es un proyecto de más de 150.000 millones de dólares en el que participan 16 naciones, que está integrada actualmente por 14 módulos permanentes y que orbita a una velocidad de más de 27.000 kilómetros por hora a una distancia de 400 kilómetros de la Tierra, informa Efe.

La órbita del ingenio espacial tripulado es elevada periódicamente con ayuda de los propulsores de naves acopladas a ella, ya que pierde diariamente entre 100 y 150 metros de altura debido a la gravitación terrestre, la actividad solar y otros factores.