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Con casco, mandil y guantes, Juan Carlos y Víctor Manuel trabajan en un crematorio que incinera al máximo de su capacidad en el área metropolitana de la Ciudad de México, que suma casi 2.000 muertos por el COVID-19 sin haber llegado todavía al pico de la pandemia.
El panteón municipal de Nezahualcóyotl, ciudad colindante con la capital mexicana, inició a finales de abril, en plena expansión de la enfermedad, su servicio de cremaciones en dos hornos con una capacidad para tres cuerpos diarios cada uno.
Desde entonces, los seis turnos están ocupados casi a diario y la mitad de los 65 cuerpos que se incineraron en la primera quincena de mayo eran de personas fallecidas por el COVID-19.
“Habitualmente quemamos cuerpos de 70 a 90 kilos con una temperatura de 600 a 700 grados. En la computadora nos indica cuánto tiempo nos va a tardar. Viene siendo de dos horas y medio a tres, depende del volumen del cuerpo”, contó día este martes Juan Carlos.
En sus siete años dedicado a este oficio, nunca había imaginado una situación como esta pandemia, pero lo ha sabido sobrellevar: “Uno se acostumbra también a este trabajo”, contó.
Los cuerpos de fallecidos por COVID-19 llegan embalados en dos o tres bolsas negras y por precaución son introducidos al horno sin ser sacados de esos sacos mortuorios.
Basta con observar la chimenea del crematorio para saber si se está incinerando a un muerto por coronavirus, dado que la cremación de las bolsas de plástico emite un humo negro, mientras que en las incineraciones por muerte natural el humo es blanco.
Mientras algunos municipios mexicanos libres de contagios andan ya hacia la llamada “nueva normalidad”, la Ciudad de México y su vecino Estado de México, que conforman el área metropolitana, todavía no se plantean su reapertura social y económica, pues prevén llegar al pico de la pandemia a finales de mes.
De los más de 5.300 fallecidos acumulados en el país, 1.147 han sido en la capital y otros 735 en el colindante Estado de México, con especial afectación en el oriente del área metropolitana, donde se encuentra Nezahualcóyotl.
El alcalde de esta ciudad, Juan Hugo de la Rosa, dijo en entrevista telefónica que “se han disparado de manera muy importante” las inhumaciones y cremaciones en la ciudad.
Por eso, el alcalde asegura que el plan de reapertura económica y social anunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para junio no se puede aplicar en el centro de país, que todavía está “en pleno ascenso de la enfermedad”. EFE