El pasado 22 de agosto en una vivienda del barrio Llano Lindo en Yopal, el CTI de la Fiscalía capturó a Wilmar Antonio Alarcón Vargas, exagente de la Policía, quien estaba prófugo de la justicia hace cinco años.
Alarcón Vargas fue condenado por el Juzgado 43 del Circuito de Bogotá a 37 años, 6 meses y 1 día de prisión tras ser hallado responsable del delito de homicidio agravado del que fue víctima el joven de 16 años, Daniel Felipe Becerra, en hechos ocurridos en 2011 en Bogotá.
La audiencia de legalización de captura se cumplió ante un Juez de Control de Garantías en Casanare, donde posteriormente, el procesado fue trasladado a Bogotá y se espera que en los próximos días sea enviado a cárcel La Picota para cumplir condena.
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Los hechos ocurrieron en la noche del 19 de agosto de 2011 en el sector de Pontevedra, cerca al puente de la calle 116 con avenida Boyacá, al norte de la capital, en donde un grupo de policías perseguía a unos ladrones, de acuerdo con la denuncia hecha por unas personas víctimas de hurto en el sector.
Al mismo tiempo, “unos grafiteros, quienes pintaban una pared en ese lugar, corrieron porque creyeron que los uniformados, como era costumbre, les quitaban las pinturas en aerosol y algunos accesorios que les sirven para la elaboración de las imágenes”, señaló la Fiscalía.
“Terminamos de hacer un Gato Félix en una pared cuando vimos a los policías persiguiéndonos, salimos huyéndoles porque algunas veces nos golpean y nos quitan las cosas”, manifestó el testigo de la Fiscalía, David Santiago Charid, quien iba corriendo al momento de los hechos.
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La versión de la Policía fue que el patrullero Alarcón había actuado en defensa propia, sin embargo, la Fiscalía constató que la víctima no portaba ningún tipo de arma blanca o de fuego como lo quisieron hacer ver los uniformados, al poner un arma tipo Sterling de color cromado y de calibre 22 largo, en un montaje para encubrir el crimen.
De acuerdo al juez de la sentencia, Diego Becerra, murió como resultado de un impacto de arma de fuego a menos de un metro y medio de distancia, lo que hizo prever que estaba indefenso y no tuvo manera de esquivar el disparo.