Por: Freddy Serrano Díaz
Estratega Político
Como cuando llueve a cantaros y bajo el abrigado techo preferimos tímidamente ver por la ventana para no mojarnos, así pasa a nuestros líderes latinoamericanos que escuchan poco y solo prestan atención a lo que ellos quieren oír.
Es tan compleja la situación de países como Colombia que para la institucionalidad la oposición es ilegítima por haber ostentado durante años el poder y para los detractores un mandatario de izquierda merece abucheos y calificativos cuando de revisar su gestión se trata.
En otras palabras los extremos se han perdido el respeto, están debilitados y la migración hacia sectores de indecisión o centro es masiva.
“Todos hablan y hablan”, entonces, ¿quien escucha?… eso es lo que ocurre, hay un afán protagónico por figurar y ser responsables de malas decisiones cuya réplica no sana ninguna discusión.
“Si por qué si, no por que no”, punto, le guste o no a los otros así es el poder que lamentablemente no siempre está revestido de autoridad.
Es simpático, nuestros mandatarios se preparan muchas veces para hacer campaña y no para gobernar, tienen todas las soluciones antes de ejercer una función y se distancian de sus promesas cuando son elegidos, mientras tanto los opositores arriesgan poco, hablan de más y apelan a una intuición cargada de amores y de odios.
Los otros, nosotros, los diferentes a los de las orillas, tenemos un reto: escuchar, reír y ayudar a resolver sin aplausos.