Los hombres con enfermedad arterial coronaria que toman viagra contra la impotencia viven más y tienen menos riesgo de sufrir otro infarto, según un estudio del Karolinska Institutet de Suecia publicado hoy en el Journal of the American College of Cardiology.
La impotencia puede ser un indicador temprano de enfermedad cardiovascular en hombres sanos.
Actualmente, esta dolencia sexual se trata con alprostadil, un vasodilatador de uso local que endurece el pene, o con inhibidores de la PDE5 -como Viagra o Cialis-, que se ingieren antes de las relaciones sexuales y que elevan el flujo sanguíneo del pene.
Dado que los inhibidores de la PDE5 disminuyen la presión arterial, hasta hace pocos años estos fármacos no se recomendaban a los hombres con enfermedad arterial coronaria (para evitar el riesgo de infarto).
Recomendamos leer: La EMA desaconseja el uso de ivermectina para tratar la covid-19
Pero en 2017, el grupo de investigación médica de Martin Holzmann -profesor del Departamento de Medicina del Instituto Karolinska- demostró no solo que los hombres que han sufrido un infarto toleran bien este tipo de medicamento, sino que, además, el fármaco prolonga la esperanza de vida y protege contra los infartos y la insuficiencia cardíaca.
Ahora, en un nuevo estudio, Holzmann y su equipo han comparado el efecto del alprostadil y de los inhibidores de la PDE5 en hombres con enfermedad arterial coronaria estable.
“El riesgo de sufrir un nuevo infarto es mayor durante los primeros seis meses, después de los cuales consideramos que la enfermedad arterial coronaria es estable”, explica Holzmann.
Por eso, los participantes del estudio habían sufrido un infarto o habían sido sometidos a una dilatación con balón o a una cirugía de bypass al menos seis meses antes de comenzar el tratamiento para la disfunción eréctil.
De ellos, 16.500 hombres fueron tratados con inhibidores de la PDE5 y algo menos de 2.000 recibieron alprostadil.
Recomendamos leer: Extienden hasta el 12 de abril el toque de queda en Miami Beach
El estudio demostró que los que recibieron inhibidores vivieron más tiempo y tuvieron un menor riesgo de sufrir un nuevo infarto, insuficiencia cardíaca, dilatación con balón y cirugía de bypass que los que recibieron alprostadil.
El grado de protección dependía de la dosis, de modo que cuanto más frecuente era la dosis de inhibidor de la PDE5, menor era el riesgo.
“Esto sugiere que hay una relación causal” pero “es posible que los que recibieron inhibidores de la PDE5 estuvieran más sanos que los que tomaron alprostadil y, por tanto, tuvieran un riesgo menor”, afirma Holzmann.
Para determinar si es el fármaco el que reduce el riesgo, tendríamos que asignar aleatoriamente a los pacientes a dos grupos, uno que tome PDE5 y otro que no. Los resultados que tenemos ahora son una muy buena razón para embarcarnos en ese estudio”, asegura el investigador. EFE