Las autoridades británicas han sacrificado este martes a la alpaca “Gerónimo” para evitar la transmisión de tuberculosis bovina, tras obtener una orden judicial y a pesar del revuelo mediático generado por el caso en la sociedad británica en el último mes.
Tras un litigio de cerca de cuatro años, el ministerio británico de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA) confirmó este martes en un comunicado la ejecución del animal tras obtener un permiso judicial para llevárselo de las instalaciones en las que se encontraba, al oeste de Inglaterra.
La granjera Helen Macdonald -que ha retransmitido en directo el trágico final para denunciar el caso- importó a Gerónimo al Reino Unido desde Nueva Zelanda en 2017 tras haber dado negativo cuatro veces en tuberculosis bovina.
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Una vez en la isla, Macdonald lo sometió a un nuevo test voluntario en el que dio positivo, resultado que se repitió en otro test en noviembre de 2017. Esto llevó a la orden de ejecución del animal, que permaneció en cuarentena desde entonces.
Macdonald apeló la decisión en los tribunales en una larga batalla legal por un valor de más de 80.000 libras (94.350 euros) defendiendo que los test a los que fue sometida la alpaca eran inexactos y arrojaban “falsos positivos”, por lo que no había evidencia suficiente para acabar con su vida.
Utilizado en toros bravos, el porcentaje de exactitud de este tipo de prueba es de más del 99 %, con un 0,34 % de posibilidades de arrojar un falso positivo, según DEFRA.
A comienzos de mes, Macdonald perdió el caso, que se mediatizó y movilizó a decenas de personas que se manifestaron a favor de Gerónimo e incluso recogieron más de 100.000 firmas para evitar la muerte del animal.
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“Nadie quiere sacrificar a los animales infectados si se puede evitar, pero debemos seguir la evidencia científica y sacrificar a los animales que han dado positivo para minimizar la propagación de esta insidiosa enfermedad”, aseguró en el comunicado la directora veterinaria de DEFRA, Christine Middlemiss.
La tuberculosis bovina es una enfermedad infecciosa presente en el ganado y otros mamíferos, y uno de los mayores retos de Inglaterra en salud animal. En 2020, más de 27.000 cabezas de ganado fueron sacrificadas para evitar su transmisión, dejando impactos económicos en las comunidades rurales de más de 100.000 millones de libras (116,4 millones de euros) anuales. EFE