La sonda Rosetta detectó el 3 de julio de 2016 una fuente de polvo procedente del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko y los investigadores ahora creen haber hallado su origen: el interior del cometa, quizá debido a la liberación de antiguas fumarolas de gas o bolsas de hielo oculto.
Rosetta la detectó pocos meses antes del final de su misión, mientras el cometa se alejaba del Sol, a una distancia de casi 500 millones de kilómetros, informó la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.
“Vimos una brillante columna de polvo que salía de la superficie como un surtidor”, explicó Jessica Agarwal, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar en Gotinga (Alemania).
El evento duró aproximadamente una hora y produjo unos 18 kilogramos de polvo por segundo, además de un considerable aumento en el número de partículas de polvo que salían del cometa, Rosetta también detectó gránulos de hielo de agua, según esta investigadora.
En el cometa se han detectado otras columnas, derrumbes de acantilados y fenómenos similares, pero ver este fenómeno en concreto “fue toda una suerte”: además de fotografiar la ubicación con todo detalle, Rosetta obtuvo muestras del propio material eyectado, informa Efe.
“Esta columna fue realmente especial; disponemos de datos de calidad de cinco instrumentos distintos sobre los cambios experimentados por la superficie y sobre los materiales eyectados, ya que dio la casualidad de que Rosetta estaba orientada al lado adecuado de la superficie y atravesando la columna cuando se produjo el fenómeno”, apuntó Agarwal.