El gato ha sido valioso para los humanos por su simbolismo, como agente de control de plagas o animal de compañía, pero poco se sabe de su domesticación. Ahora, el análisis genético de restos fósiles de 200 ejemplares revela que dos linajes independientes participaron en la génesis de los gatos actuales.
Uno de estos linajes proviene de la región de Anatolia y otro de Egipto.
Los resultados de esta investigación se publican en Nature Ecology & Evolution, en un artículo con participación española y para el que se ha logrado reunir un número considerable de restos fósiles -de más de 200 ejemplares- de los últimos 9.000 años, desde la Iberia y Rumanía mesolíticas hasta la Angola del siglo XX.
El análisis del ADN de estos restos -entre los que también hay momias de gatos egipcios- ayuda a describir la propagación de los gatos desde el Neolítico, la contribución de las poblaciones de Oriente Próximo y Egipto al gato doméstico de nuestros días y los orígenes genéticos de algunas libreas de su pelaje. Efe
Los gatos fueron domesticados con posterioridad a los perros, explica a Efe Arturo Morales-Muñiz, director del Laboratorio de Arquezoología de la Universidad Autónoma de Madrid, pero los pormenores de este proceso se conocen mal.
En parte, detalla, porque en los yacimientos hay pocos restos de gatos en general y porque, osteológicamente, las formas silvestres y domésticas son muy parecidas.
Este es el primer estudio con un número importante de restos fósiles, incluido de los yacimientos de Tabernas, Almería, y Cova Fosca, Castellón, y constata que en la domesticación de estos felinos no solo fue importante el linaje procedente de Egipto.