A diferencia de lo que ocurrió en 2012, cuando grandes empresas mediáticas jugaron a favor del ahora presidente Enrique Peña Nieto, la televisión mexicana perderá en las elecciones de 2018 su papel central en favor de las redes sociales, que “no son aliadas de nadie”, afirma el periodista Jenaro Villamil.
En su libro “La rebelión de las audiencias”, Villamil hace un análisis sobre la huida de los espectadores a plataformas no tradicionales de contenidos audiovisuales y a los espacios que permiten la interacción, y también repasa los lazos que el poder ha entablado con los grupos televisivos en el país.
Un relato en el que se hace ver un “cambio de paradigma” cuyo alcance llegará a las elecciones presidenciales de 2018, que se celebrarán en un escenario donde “estar pagándole dinero a las televisoras no te garantiza el triunfo”, asegura el autor.
“Van a jugar un papel mucho más central las redes sociales, se va a acentuar una tendencia que hemos visto en los últimos dos años, hacia usarlas como mecanismos de guerra sucia o como mecanismos de promoción personal de los candidatos”, valora.
Ante este cambio, denota Villamil, persiste una percepción errónea de los políticos, quienes piensan que invertir en Facebook o Twitter va a garantizar “que los usuarios los vean y los crean”, reseñó Efe.
El espacio de las redes sociales es “absolutamente aleatorio y muy crítico” y está marcado por el ambiente de “molestia” contra la clase política, así que “es un error pensar que las comunicaciones se traducen automáticamente en votos”, apunta.
“Las redes sociales no son aliadas de nadie, la red es una abstracción, los que son aliados o adversarios son los usuarios, las audiencias”, matiza el periodista.
La televisión sigue siendo el medio predominante -el 98 % de los hogares mexicanos cuenta con una-, aunque “el verdadero debate” está en el mundo digital, dado que se adelanta “incluso a la agenda de los periódicos”.