La música es vida, sin lugar a dudas, aunque también puede hacer lo suyo sino se escucha en un volumen muy alto.
Llegó diciembre con la alegría propia de las fiestas, pero también con los excesos que pueden afectar el oído. Todo por el exceso de ruido al escuchar música más fuerte de lo normal o hacer mal uso de los juegos pirotécnicos.
Las cifras no mienten: según el Instituto Nacional de Salud (INS), el 31 de diciembre pasado hubo 156 quemados y el 1 de enero se notificaron 270, superando la cifra del 25 de diciembre, que había sido de 110 personas afectadas.
Pero no solamente por la pólvora. Escuchar música por encima de los 120 decibeles, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no es lo recomendable porque se puede terminar con un daño auditivo en segundos.
Además, hay que tener presente que si el oído recibe sonidos superiores a los 85 decibeles durante ocho horas o más, también puede terminar con daños que pueden resultar irreversibles.
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De hecho, de las 7 millones de personas con algún tipo de pérdida auditiva en Colombia, según el Ministerio de Salud, no hay una detección temprana o diagnóstico médico porque no siempre cuando hay una afección de esta índole, el paciente recurre al especialista.
“Pueden ser muy fuertes los efectos que puede producir la explosión por pólvora en sentidos como el oído, así como la música a todo volumen. Puede desencadenar un trauma acústico, acompañado de una lesión coclear y la aparición de pérdida auditiva leve, moderada o severa, obviamente dependiendo de lo cerca que esté la persona de la fuente explosiva”, comenta el audiólogo de MED-EL, Jonathan Bareño.
La música a todo volumen y la sordera:
La música es vida, sin lugar a dudas, aunque también puede hacer lo suyo sino se escucha en un volumen muy alto.
De hecho, la compañía austríaca productora de implantes cocleares y soluciones auditivas, MEDEL, hizo una encuesta a 1.028 personas con audición normal o pérdida auditiva (527 mujeres y 501 hombres), con hallazgos claves para entender la importancia de la música en la vida de las personas y en el desarrollo y proceso de rehabilitación de un paciente con pérdida auditiva. Estos son algunos de ellos:
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- El 57% manifiesta escuchar música todos los días y lo que sorprende es que 60% son personas mayores de 55 años, es quienes son cercanas de ser adultos mayores, quienes son los más propensos a sufrir de presbiacusia.
- El 55% de los jóvenes entre los 18 y los 24 años ve la música como parte esencial de su estilo de vida. Sin embargo, hay que considerar que en este grupo poblacional la exposición a los dispositivos tecnológicos, como los audífonos en tiempos y volúmenes exagerados, amplifican la posibilidad de llegar a una pérdida auditiva.
- Solamente el 10% de los encuestados considera que una persona con pérdida auditiva no puede disfrutar de la música. La verdad es que gracias a la tecnología, se puede lograr.
- El 37% afirma que la música les ayuda a olvidarse de la rutina cotidiana.
- El 52% teme perder la audición un día. Este dato es importante considerando que una manera de prevenir esta situación es evitando una exposición a situaciones de riesgo: música estridente o el estallido de la pólvora, propios de la época de diciembre o en cualquier otra temporada del año.
- El 19% no se ha hecho un chequeo auditivo antes, lo que significa que hay mayor conciencia de hacer una detección temprana, pero hace falta.
- El 51% opina que si tiene la sospecha de pérdida auditiva, acudiría al especialista de manera inmediata.
- El 41% manifiesta conocer a alguien de su entorno cercano con algún tipo de pérdida auditiva.
- El 24% manifiesta haber tenido una prueba de audición en los últimos cinco años.
Se calcula que 446 millones de personas, es decir más de 5% de la población mundial, tiene una pérdida auditiva incapacitante y que 1 de cada 10 perderá el oído en 2050, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Colombia, se calcula en más de 500.000 el número de personas con pérdida auditiva, que es discapacitante cuando supera los 40 decibeles en el mejor oído auditivo en adultos y de 30 decibeles en el caso de los niños.