Las graves secuelas para la salud que aparecen como consecuencia de haber padecido un cáncer en la niñez han disminuido constantemente en los últimos treinta años, llegando hasta un 9 % en el más común, la leucemia linfoblástica aguda, y un 15 % en el del astrocitoma, el segundo más frecuente.
Lo afirma un estudio presentado hoy en la primera jornada de la 53ª Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que reúne hasta el martes a más de 30.000 expertos en oncología de todo el mundo.
Este análisis, elaborado por el Childhood Cancer Survivor Study (CCSS) del St. Jude Children’s Research Hospital de Memphis a 23.600 personas, ha estudiado la incidencia de problemas graves, discapacitantes, potencialmente mortales o fatales aparecidos a partir del quinto año de ser diagnosticado de un cáncer en la niñez.
Y es que los tratamientos para el cáncer infantil son a menudo intensos y llevan el riesgo de problemas de salud para toda la vida de los enfermos.
Según este estudio, en las tres últimas décadas se ha producido una disminución constante de la aparición de esas secuelas: la tasa de que lo hagan 15 años después del diagnóstico fue del 8,8% en los que lo recibieron en los años noventa, del 10,1 % en los ochenta y del 12,7 % en los setenta.
Por tipo de cáncer, la bajada fue entre el 18 % y el 11 % entre los que sufrieron el linfoma de Hodgkin; del 15 % al 9 % en el astrocitoma; del 13 % al 5 % en el tumor de Wilms y del 9 % al 7 % en la leucemia linfoblástica aguda.
Sin embargo, los investigadores no encontraron reducciones en otros tipos de cáncer infantil, como el neuroblastoma, la leucemia mieloide aguda (AML), el sarcoma de tejidos blandos y el osteosarcoma.
“De nuestros hallazgos, está claro que los supervivientes diagnosticados y tratados en épocas más modernas son los que están en mejores condiciones. No sólo hay más niños curados, sino que también tienen menos serios problemas de salud“, subrayó Todd M. Gibson, autor principal del estudio, informa Efe.
El siguiente paso para los investigadores es profundizar en condiciones de salud específicas, más allá de las categorías amplias analizadas en este estudio, y hacer un seguimiento más allá de 15 años después del diagnóstico, así como explorar cómo los efectos del tratamiento tardío se cruzan con el envejecimiento.