Parejas homosexuales cuentan los días para oficializar sus familias en Chile

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Camila Hermosilla tacha los días que le quedan para salir de cuentas. A la angustia de dar a luz en pandemia, se suma otro desasosiego: el matrimonio igualitario aún no está legalizado en Chile y Ángela, su pareja desde 2014, “no tiene ni voz ni voto legal” sobre el hijo que esperan.

“Si en el día del parto me llega a pasar algo, a la Ángela no le van a dar al Clemente ni le van a decir como está. Nos sentimos como ciudadanas de segunda”, denuncia a Efe esta psicóloga de 37 años.

Por eso, desde que el pasado 15 de junio se retomó la discusión de un proyecto de ley que podría convertir a Chile en las próximas semanas en el octavo país de la región en aprobar este derecho social, no se pierde ninguna sesión parlamentaria.

“Para nosotras es súper importante por un tema de derechos, pero no solamente nuestros, lo más importante es el derecho de nuestro hijo a una vinculación legal con su madre no gestante”, afirma al otro lado de la pantalla, en la ciudad sureña de Concepción.

El matrimonio entre personas del mismo sexo se ha convertido en los últimos años en una de las mayores luchas de los colectivos LGTBI en Chile, donde los homosexuales solo pueden unirse desde 2015 bajo la figura del Acuerdo de Unión Civil (AUC), que no permite la adopción ni la filiación.

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“LAS LEYES EDUCAN”

Roldofo Morrison y José Manuel Graus están en una situación parecida, aunque ellos ya son padres de dos niños chilenos.

Se casaron en 2014 en España, donde el matrimonio igualitario es legal desde 2005, y pensaron en formar una unión civil cuando llegaron a Chile pero lo rechazaron porque querían tener familia y “no tenía sentido” esa fórmula jurídica.

“El acuerdo vigente ahora mismo en Chile no nos permite darles los dos apellidos a nuestros hijos”, explica Graus a Efe en su casa de Santiago, mientras le pone el chupete a Ícaro, de un año.

En el sofá de al lado, Morrison juega a la pelota con Mawün, su otro hijo de 4 años, y reconoce que el Chile de hoy no es el mismo que hace una década.

“La sociedad chilena ha avanzado mucho más rápido de lo que ha hecho el Congreso. Las leyes van un paso atrás con respecto a las transformaciones sociales”, asegura.

Las encuestas le dan la razón: el 65 % de los chilenos cree que se debería permitir el matrimonio gay, lo que coloca a Chile como el segundo país latinoamericano con mayor respaldo, solo por detrás de Argentina (73 %), según Ipsos.

“Creo firmemente que las leyes educan y, al igual que con la ley antitabaco la gente apagó su cigarrillo en lugares públicos cerrados, una ley del matrimonio gay haría que la sociedad avanzara en cuestión de un segundo”, agrega Graus.

En cuanto se apruebe, convalidarán su matrimonio español en Chile para criar “en paz” a sus hijos.

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¿OPORTUNISMO O CONVICCIÓN?

El proyecto se presentó en 2017, durante el segundo Gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet (2014-2018), y estuvo atascado más de dos años.

En enero de 2020, el Senado decidió aprobar la idea de legislar el matrimonio gay, pero no avanzó en su articulación ante la férrea oposición de los partidos conservadores de la coalición oficialista.

Su reciente reactivación se produce luego de que el pasado 1 de junio el presidente chileno, Sebastián Piñera, dijera en su última rendición de cuentas pública antes de dejar el cargo en marzo de 2022 que “ha llegado el tiempo” de aprobarlo y otorgara carácter de “urgencia” a su tramitación.

Tanto expertos como organizaciones LGTBI coinciden en que hay apoyos suficientes en el Parlamento, aunque reconocen que habrá quejas de los sectores más conservadores y religiosos.

“El piso político es mayoritario y están dictadas todas las condiciones para que se complete en el más breve plazo, quizá en menos de dos meses”, dijo a Efe Octavio Avendaño, sociólogo de la Universidad de Chile.

El sorpresivo respaldo de Piñera, quien rechazó en 2019 darle urgencia al mismo proyecto, cayó como un jarro de agua fría en los partidos que forman la coalición con la que gobierna, especialmente en la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI).

Para Isabel Amor, directora de la Fundación Iguales, el anuncio de Piñera fue “un tanto oportunista”, pues “se dio cuenta de que sacando el matrimonio igualitario adelante se inscribiría en la historia de Chile como un presidente que hizo un cambio sustantivo en derechos humanos”, ya que también promulgó la ley de identidad de genero, otro proyecto de Bachellet.

“Al mandatario -zanjó- le está tocando meter los goles con una pelota que otros colocaron antes”. EFE