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La orina de los astronautas podría servir para mejorar los compuestos que se podrían utilizar para construir una estación espacial en la Luna, según un estudio patrocinado por la Agencia Espacial Europea (ESA) y publicado este viernes.
Según el mismo, la urea, principal componente de la orina, “podría hacer que la mezcla de hormigón lunar resulte más maleable antes de endurecerse y adoptar la forma definitiva y resistente de los futuros habitáculos lunares”, indicó la ESA en un comunicado.
Añadida a la mezcla de geopolímero, un material de construcción similar al hormigón, la orina funciona mejor que otros plastificantes comunes como el naftanelo o el policarboxilato, para reducir la necesidad de agua. Además, utilizada en una impresora 3D, la mezcla demostró ser más resistente y preservar una buena maleabilidad.
Una muestra fresca del compuesto se puede moldear con facilidad y mantiene la forma, al tiempo que soporta pesos diez veces superiores al suyo.
“La comunidad científica está especialmente impresionada por la gran resistencia de esta nueva receta en comparación con otras mezclas. Además, también le atrae la idea de que permita utilizar material ya disponible en la Luna”, explica Marlies Arnhof, iniciadora y coautora del estudio del Equipo de Conceptos Avanzados (ACT) de la ESA.
Al tiempo, esta mezcla reduciría los envíos desde la Tierra de materiales a la hora de construir asentamientos en la Luna, puesto que aprovecharía elementos que se encuentran en el satélite. El principal ingrediente sería el regolito lunar, roca suelta de la superficie de la Luna, al que se añadiría la urea como superplastificante, lo que limitaría la cantidad de agua necesaria para la receta.
Una persona genera aproximadamente 1,5 litros de líquido excrementicio, lo que convierte a la orina de los futuros habitantes de la Luna en un producto “prometedor para la explotación espacial”, señaló la ESA. EFE