Foto: @TheAmywarhol
Dentro de las investigaciones que adelantan las autoridades judiciales y de Policía Nacional en el municipio de Samaniego, Nariño, donde se presentó hace dos semanas una masacre que se cobró la vida de ocho jóvenes, se apuntó que una de las hipótesis que manejan los peritos es que el narcotráfico y las supuestas relaciones de la población con este delito, habría ocasionado la matanza.
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El director de Seguridad Ciudadana de la Policía, general Jorge Vargaa, fue el primero en plantear la posibilidad de que algunas de las víctimas de esta masacre hayan tenido una presunta relación con los narcos de la zona. Esta hipótesis la explicó en entrevista con Blu Radio, donde aseguró que la posibilidad surgió debido a que los asesinos supuestamente llamaron por su nombre a las víctimas, antes de matarlas.
“Los obligaron a entrar, a parte de las personas, hacia el interior de la casa y ya por otras informaciones, que también se tienen, protegiendo muy bien a las personas que nos lo están indicando, preguntaron por unas personas y desafortunadamente asesinaron a unas inicialmente”, manifestó.
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Asimismo, un comentario del exsenador Álvaro Uribe Vélez también generó controversia en este tipo de comunidades.
“Hoy fui reseñado como preso #1087985 por confrontar testimonios en mi contra comprados por Farc,su nueva generación y sus aliados”, trinó el expresidente.
Sin embargo, este tipo de declaraciones, sumadas a las que aseguran que en estas zonas rurales persisten miembros de las disidencias de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con el apoyo de miembros de la comunidad han despertado la denuncia de los propios pobladores, quienes aseguran “No somos juventud FARC”.
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