Más de un millón de fichas fueron usadas en el divertido modelo, que sin duda alguna es toda una obra de la creatividad.
Claramente las fichas no fueron pegadas a presión, sino que implementaron todo un moderno sistema de ensamble del que se encargó la casa que une las piezas de las atracciones en Legoland.
Y aunque no lo crean, se puede conducir, eso si, no alcanzará la velocidad del Bugatti original, pero sí podrá marchar a unos 20 kilómetros por hora.