Llaneros preservan sus tradiciones mediante el turismo rural

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En la región de los vaqueros colombianos, como se conoce a los Llanos Orientales, operadores turísticos buscan recuperar la cultura local con recorridos rurales en los que los viajeros experimentan de primera mano las tradiciones de la zona que incluyen cantos que son Patrimonio de la Unesco.

“Queremos traer al presente muchas de las tradiciones que hacen parte de nuestra cultura y que se perdieron con el paso del tiempo”, aseguró Jaime Echeverri, un hombre que trabaja por mantener vigente su cultura por medio de actividades rurales en la reserva ecológica Gramalote.

El turismo ecuestre es una forma de traer el pasado al presente y de compartir con los turistas un poco de la cultura que se ha perdido de los Llanos Orientales.

“La ruta del viejo camino ganadero es una de las nuevas experiencias que ofrecemos al público”, dijo Echeverri.

El camino se inicia en el caserío de El Secreto, ubicado donde comienzan las vastas llanuras del departamento del Casanare, el mismo lugar desde donde en el siglo pasado, vaqueros partían con centenares de cabezas de ganado que una vez llegaban a Chocontá, en el departamento de Cundinamarca (centro), eran transportadas en trenes hasta mataderos en Bogotá.

Esa ruta de comercio funcionaba en los dos sentidos y en el camino de regreso los arrieros traían monturas de Chocontá, muy afamadas en la época, así como tabaco e insumos procedentes del altiplano central.

“En este recorrido la cultura juega un papel muy importante, es por eso que los extranjeros tienen la oportunidad de conocer a los portadores de los cantos de vaquería”, añadió el gerente del campo ecológico Gramalote.

Esos cantos típicos de los Llanos de Colombia y Venezuela, que el año pasado fueron declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, se dividen en tres tipos y son empleados en diferentes momentos del día.

El “canto de ordeño” es el primero. Con él, el vaquero entona una melodía por la mañana, con la que genera una conexión con la vaca que ordeñará para que le dé leche “más pura”.

Un poco más adelante el cabestrero, que conduce las reses de un sitio a otro, emplea el “canto de arreo”, con el que lleva el ganado a pastar.

Finalmente, en la noche, llega el “canto de vela” con el que se busca tranquilizar al ganado hasta el otro día.

Cuando los turistas llegan al sitio en donde el llanero inicia el “canto de vela”, un portador comienza a relatar mitos y leyendas como la de la “Patasola” o la “Bola de fuego”, que están arraigados a la tradición oral de la región.

Esa misma tradición es compartida por los turistas y los campesinos alrededor de unas varas que forman un cono en donde se asa la mamona, una carne de ternera que es tradicional en la zona.

Allí mismo se hace también la “carne a la perra”, en la que las piernas o las costillas del ternero son picadas en pequeños pedazos que son envueltos en el cuero de la vaca y enterrados en un hueco debajo del sitio en el que se cocina la mamona.

“Es la carne más magra debido al tiempo de duración envuelta en el cuero”, detalló.

El director de la empresa de travesías extremas “A caballo por Colombia“, Julio Pardo, dijo a Efe que “quieren preservar las tradiciones por medio del turismo ecológico y cultural para no dejar que se pierdan”.

Los cuatro departamentos de las llanuras de la Orinoquía colombiana, que son Meta, Vichada, Casanare y Arauca, tienen una economía basada en la explotación del petróleo, la agricultura y la ganadería.

Esta región se vio afectada durante casi medio siglo por la violencia del conflicto armado pero su situación empieza a mejorar, por lo cual ProColombia, que promueve las inversiones, las exportaciones no tradicionales, el turismo y la marca país, organizó en Yopal una rueda de negocios a la que asistieron esta semana unos 70 empresarios de 23 países.

El objetivo es mostrar al mundo los paisajes y cultura de esa Colombia tan desconocida y al mismo tan rica y diversa.

“Con estos paseos turísticos queremos cambiar un poco esa mala imagen que se tiene de nuestro país en el exterior y demostrar toda la riqueza cultural y ambiental que tenemos”, concluyó Pardo.