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Durante la pandemia por el coronavirus, las referencias a la “nueva normalidad” llegan a abrumar. La mirada optimista, que apunta a que “saldremos mejores y fortalecidos” también se multiplicó en charlas, columnas de opinión y, sobre todo, redes sociales. Sin embargo, para Adriana Cristina Da Silva, de 46 años, y Alexon Cardoso, de 31, estos conceptos pueden ser más que palabras, ya que el actual contexto los ayudó a abandonar la vida en las calles y los vicios, además de abrirles la puerta del amor.
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Adriana y Alexon se conocían de vista, de vagar día y noche por Piracicaba, municipio del interior paulista. “Era mi amor platónico, pero nunca cruzamos más que una mirada”, dice Adriana, que se quedó sin hogar tras una fuerte tormenta que arrasó por completo la precaria construcción en la que vivía hasta mediados de 2019.
El avance del virus en el estado los obligó a dirigirse al único lugar donde se les prometía cierta protección: el Centro de Atención a Personas en Situación de calle que, de forma improvisada, se montó en un gimnasio dedicado a la lucha y las artes marciales, en el barrio de Jaraguá. Los tatamis fueron sustituidos por cerca de 60 camas.
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Después de una semana en el gimnasio, Alexon tomó la decisión de irse, de volver a las calles o buscar otro lugar debido al desorden y a que, a ese punto, ya había muchas personas habitando el lugar. “No aguantaba más. No tenía adonde ir, pero tampoco quería seguir más allí”, recuerda Alexon.
El joven, entonces, recogió sus pocas pertenencias, saludó a algunos conocidos y cuando se dirigía hacia la puerta escuchó que alguien golpeó la mesa donde decenas de personas tomaban la merienda. Era Adriana, quien reaccionó al instante cuando se dio cuenta de que él estaba a punto de irse. “No dudé, lo hice. Pensé: es el amor de mi vida, no voy a dejarlo escapar”, explica ella.
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Cuando notó que Alexon detuvo sus pasos y la miró, se acercó. “No te vayas, quédate conmigo, por favor”, le pidió Adriana. “Ok, me quedo”, fue la respuesta inmediata. Un mes después del golpe en la mesa, Alexon le pidió matrimonio y ella aceptó sin pensarlo. Estaban “limpios” hace más de un mes y sabían que ese sería el paso definitivo. Anadolu