Segundo Salomón Chitán Quelal es uno de los campesinos que fue obligado a abandonar el municipio con ocasión de la guerra y ahora, reinstalado en su finca, se dedica al cultivo de pimienta. Por las condiciones de su suelo, Putumayo es ideal para el cultivo de esta especie de origen asiático.
En el 2003, el hombre de 65 años se desplazó desde la vereda El Placer hasta el departamento Nariño, tras soportar la presión constante que producían los enfrentamientos por el territorio cocalero entre los grupos armados ilegales de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
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“Me fui porque a 30 metros de mi casa era el retén de las AUC, desde que llegaron hasta que se fueron ese fue el punto. Todos los días entraban a mi casa, a mi habitación, a la cocina (…), era muy incómodo mirar lo que hacían, maltrataban y sentenciaban a muerte a la gente”, dijo Chitán
Por algún tiempo se dedicó a la siembra de hoja de coca y evitó las retaliaciones de los combatientes, pero decidió definitivamente huir por el miedo que le producía el potencial reclutamiento forzado de sus dos hijos.
Luego de que los grupos armados dejaron El Placer, la Unidad de Restitución de Tierras (URT) le devolvió su predio en donde siembra pimienta de alta calidad en lugar de cultivos ilícitos. En su terreno cuenta con aproximadamente 1.200 plantas y está en proceso de certificación en buenas prácticas agrícolas.
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José Miseno Chapid Quenguan, de 52 años, tiene una historia de vida similar en tragedia y resiliencia. En el 2000 abandonó a causa de la violencia su predio en la vereda Los Ángeles (Valle del Guamuez), en el que vivía desde 1995, cuando el dominio sobre el territorio lo tenía las Farc.
“En noviembre de 1999 llegaron los paramilitares al pueblo a desalojar a las Farc, llegaron matando al que encontraban. En un ratito mataron a once personas inocentes, diciendo que eran guerrilleros porque corrían, pero cualquiera sale corriendo de solo escuchar los tiroteos”, recordó Chapid
Por siete años su predio estuvo abandonado, mientras él permanecía en Orito, otro municipio de Putumayo. Desde que regresó, hace unos 13 años, se ha dedicado a la siembra de palmito y pimienta: por el momento, cuatro hectáreas de la primera y una hectárea y media de la segunda.
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Al comparar el presente con el tiempo en el que trabajó raspando planta de coca, aseguró que lo más importante del cambio es la tranquilidad que le aporta, el librar a su familia y a sí mismo del peligro.
La Asociación Agropimentera del Valle del Guamuez (Asapiv) agrupa tanto a familias a las que les han restituido sus tierras como aquellas que no han tenido ese beneficio que dejaron los cultivos de coca y ahora siembran pimienta. Asapiv es la encargada de comprar y vender la pimienta que cosechan Chitán, Chapid y los demás cultivadores de la región.
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Según el catador y exportador francés Romain Laly, el director de sostenibilidad de la cadena de restaurantes Crepes & Waffles, Felipe Macía, y la propietaria de la empresa dedicada a la venta de especias Sabha Gourmet, Shanti Zamora, entre otros expertos, el aroma y las notas fuertes de la pimienta del Putumayo son comparables con las de las mejores cosechas del mundo, incluida la originaria de Tellicherry (India), considerada la mejor.
Los proyectos productivos de los campesinos restituidos son acompañados por la Unidad de Restitución de Tierras, que se creó con la Ley 1448 de 2011.
De acuerdo con el director de la URT, Andrés Castro Forero, en cuanto a los proyectos productivos, la duración del acompañamiento es de dos años. En ese periodo, los equipos técnicos de la unidad concertan con las comunidades la actividad productiva a emprender en sus predios.
“La unidad tiene proyectos muy diversos, dependiendo de las características del territorio, pero la idea es que sean sostenibles, que sean viables y que generen una actividad productiva económica rentable para lograr sustento. Los proyectos productivos detrás de la restitución de tierras son los que le dan la vocación de transformación de vidas. (…) Ya no solo hacemos el acompañamiento técnico, sino que le buscamos mercado, acercamos a ese productor a un potencial comprador. Ya hemos logrado que unos 1.800 beneficiarios tengan acuerdos de comercialización”, explicó Castro Forero
Por las calidades de la pimienta que se produce en el Putumayo, según Castro, se ha logrado la firma de contratos de comercialización en Francia y otros países.
El éxito de todo el proyecto, sin embargo, depende de que se mantengan las condiciones de seguridad que permitieron el retorno de las víctimas de desplazamiento forzado y la restitución de tierras. De lo contrario, los habitantes del Valle del Guamuez podrían ser revictimizados y se perdería la inversión hecha por el Estado para su reparación.
La Fuerza Pública de Colombia es la encargada de garantizar estas condiciones, pero la situación en el Putumayo es preocupante debido a la disputa constante entre organizaciones narcotraficantes por el control de las rutas fluviales del departamento. En la actualidad, se ha confirmado la presencia de la Estructura 48, autodenominados Comandos de la Frontera y la Estructura Carolina Ramírez, ambos clasificados por el Gobierno como grupos armados organizados residuales, que están principalmente conformados por combatientes disidentes de la desmovilización de las Farc con el Acuerdo de Paz firmado en 2016. Anadolu





