Las redes sanitarias de todo el mundo ya han administrado 536 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, pero la distribución sigue siendo muy desigual y tres de cada cuatro dosis siguen concentrándose en los diez países más ricos, destacó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recordó que aunque la vacunación ha empezado ya en 177 países, aún no lo ha hecho en otras 36 naciones, y que el hecho de que el 76 % de las dosis inoculadas se concentre en diez naciones es perjudicial para toda la comunidad internacional.
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“Esta continuada desigualdad es contraproducente en un momento en el que las variantes del coronavirus están retrasando la recuperación económica”, afirmó el experto etíope, quien insistió en que una vacunación más igualitaria “es la forma más rápida de acabar con la pandemia”.
Tedros hizo estas afirmaciones en una rueda de prensa conjunta con el ministro de Cooperación alemán, Gerd Müller, tras la reunión mantenida entre ambos para analizar un aumento de la colaboración entre la OMS y Alemania en la lucha contra la pandemia.
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El ministro germano afirmó que “el objetivo de proporcionar vacunas para un 20 o 30 % de la población de los países en desarrollo es posible”, aunque para ello la OMS necesita 25.000 millones de dólares adicionales a los ya invertidos en su campaña global de lucha contra la COVID-19.
Müller apuntó que los cuellos de botella en la actual producción de vacunas anticovid podrían reducirse recurriendo a la capacidad productiva de países como India o naciones africanas (aunque para ello las farmacéuticas deberían suspender sus patentes, una cuestión que actualmente se debate en la Organización Mundial del Comercio).