La cancelación del viaje del presidente de EE.UU., Donald Trump, al Reino Unido para inaugurar en febrero su nueva embajada en Londres ha generado polémica, pero el Gobierno británico ha defendido la fortaleza de la relación bilateral.
Trump comunicó a través de Twitter que había decidido suspender la visita en descontento con el Gobierno de Barack Obama por haber malvendido el antiguo edificio, ubicado en el exclusivo barrio de Mayfair, para construir uno nuevo en el sur de la ciudad.
Ante el debate que la decisión de Trump ha generado, el Gobierno de la conservadora Theresa May destacó que la relación anglo-estadounidense es “fuerte y profunda” y que “perdurará”, pero que la inauguración de la legación diplomática es “un asunto que compete a Estados Unidos”.
El Ejecutivo, no obstante, mantiene la invitación para la visita de Estado que May le cursó a Trump hace un año, para la que aún no hay fecha.
Los medios británicos destacan que Trump pudo tomar la decisión ante la posibilidad de que se encontrase con protestas masivas en Londres.
A pesar de la tradicional buena relación entre el Reino Unido y EE.UU., las políticas del líder republicano han incomodado en los últimos meses al Gobierno británico, como su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, por considerar que “no ayuda en cuanto a las perspectivas de paz” en Oriente Medio.
Además, May se vio obligada recientemente a expresar su desacuerdo con Trump cuando éste compartió en Twitter un vídeo del grupo de extrema derecha “Britain First”, uno de cuyos seguidores fue responsable del asesinato en 2016 de la diputada laborista Jo Cox.
La cancelación del viaje de Trump fue recibida con satisfacción por algunos políticos, como el alcalde laborista de Londres, Sadiq Kahn, quien ha sido muy crítico con las políticas del líder republicano.
Muchos londinenses quieren a Estados Unidos pero “piensan que sus políticas son el polo opuesto a los valores de inclusividad, diversidad y tolerancia de nuestra ciudad”, dijo Khan, el primer edil musulmán que tiene la capital británica. Efe