Desde hoy y hasta el lunes, los tres días festivos en Italia por la Semana Santa, el país permanecerá completamente cerrado, al haberse decretado “zona roja” en todo el territorio, lo que obliga a no salir de casa si no es por emergencia o trabajo y al cierre de todas las tiendas, una situación que no cambiará en todo abril debido a una curva epidemeológica que no termina de descender como se esperaba.
Las estaciones de trenes y aeropuertos asaltadas en años anteriores en este periodo para disfrutar de las vacaciones aparecieron hoy medio vacías y sólo se ve a pasajeros que justifican que vuelven a su lugar de residencia para pasar estos días.
Aunque se permite acudir a los aeropuertos para viajar al extranjero, el Gobierno decretó hace unos días la obligación de una cuarentena de cinco días y un nueva prueba de coronavirus a su término, para aquellos que regresen hasta el 6 de abril procedentes de países de la Unión Europea (UE), por lo que muchos han preferido desistir en su deseo de vacaciones fuera de Italia.
Para hacer respetar los cierres han aumentado los controles en las carreteras de salida de las grandes ciudades y también en los litorales, que en estos días solían llenarse de visitantes.
La única excepción es que se permite salir de casa para ir a visitar a parientes y amigos pero sólo dos adultos con hijos menores de 14 años o con personas dependientes, el mismo número de personas que se pueden recibir en casa, y solamente en el mismo municipio.
Se trata de una medida para permitir pequeños almuerzos familiares en estas fechas en las que en Italia es tradicional reunirse
También se permite acudir a las segundas casas aunque sean en otra región, pero algunos presidentes regionales han decidido prohibirlo para evitar aglomeraciones en los lugares de mayor atractivo turístico.
Concretamente, no se autorizará ningún tipo de movilidad a segundas casas en Valle de Aosta, Trentino Alto Adige, Toscana, Las Marcas, Calabria y Cerdeña, mientras que en Liguria, Campania y Apuglia han prohibido incluso a sus residentes moverse del propio municipio.
El pequeño pueblo marítimo de Portofino, en Liguria, apareció hoy prácticamente desierto con sólo sus 150 habitantes, en unas fechas donde hasta 3.000 personas, sobre todo lígures pero también milaneses, acudían para disfrutar del mar.
No se podrá ir a parques, espacios verdes y playas para organizar picnics o barbacoas que son tradicionales en estos días aunque sí está permitido hacer deporte, como correr o ir en bicicleta pero sólo cerca de casa. Los que nadan podrán entrar al mar pero luego al salir no podrán tumbarse en la arena. Efe