Sin hospital y sin oxígeno: el desafío para quien contrae covid en Amazonas

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Foto: Archivo

 Ilton Alves lleva más de diez días luchando contra la covid-19 en Amazonas. El oxígeno se lo ha tenido que pagar de su propio bolsillo. Ni su seguro médico privado ni la red pública le han atendido. Están colapsados. Es la dramática realidad del estado brasileño más azotado por la pandemia.

Cuando comenzó a sentir la falta de aire, Ilton, de 63 años, acudió hasta la puerta de urgencias en busca de la atención médica que supuestamente le garantizaba su seguro, pero el hospital asignado, como todos los de la capital Manaos, estaba abarrotado.

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Fue orientado a regresar a su casa y comprar una bombona de oxígeno para controlar su baja saturación, una hazaña en una ciudad donde al menos medio centenar de personas han muerto asfixiadas debido a la falta del elemento vital.

Y es que la falta de recursos, principalmente de oxígeno, se ha convertido en una tragedia adicional a un mal que ya ha causado cerca de 7.500 muertos y 255.000 casos de coronavirus en el principal estado de la Amazonía brasileña.

“Nunca imaginé que necesitaría oxígeno en casa, porque nosotros teníamos un seguro de salud”, confiesa Ilton desde su residencia en Manaos, donde recibe la visita diaria de una fisioterapeuta para ejercitar los pulmones y sobreponerse así a las secuelas del coronavirus.

“No necesitaba que me ingresaran, pero al menos que me atendieran, que me prescribieran un medicamento”, lamenta.

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Mientras Ilton permanece aislado en una de las salas de su casa, su mujer, Adjanir, acude todos los días a trabajar al pequeño mercado de la familia, un servicio esencial en una ciudad que está bajo un toque de queda de 24 horas por día en un intento para frenar la expansión del virus.

Las deudas, admite, se han acumulado a lo largo del último año y no hay cómo parar.

“Es una fase muy difícil. A mis 58 años nunca pensé pasar por todo lo que estoy pasando. Ver a mi marido enfermo, sin un hospital para cuidar de él y yo teniendo que trabajar para pagar las cuentas y corriendo el riesgo de ponerme enferma también”, asegura Adjanir. EFE