Foto: Archivo referencial
El propietario de Chandos Arms en Colindale, en el norte de Londres, espera con una mezcla de expectación y de aprensión la llegada del sábado, cuando los pubs de Inglaterra reabrirán después de más de tres meses de sequía.
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El 4 de julio, Are Kolltveit dará la bienvenida a sus clientes habituales por primera vez desde el 20 de marzo, cuando el Gobierno cerró todos los pubs de Reino Unido debido a la pandemia de COVID-19.
Fue un paso sin precedentes. Los pubs británicos han funcionado ininterrumpidamente desde la época medieval, incluidas dos guerras mundiales. El Chandos Arms, que abrió sus puertas en 1912, atendió a los pilotos de cazas que se entrenaban en el aeródromo de Hendon durante la Primera Guerra Mundial.
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“Estamos emocionados, obviamente, pero también algo preocupados”, dijo Kolltveit a Reuters. “Con el distanciamiento social en vigor es obviamente una experiencia muy diferente venir al pub, pero hemos tratado lo mejor que hemos podido de poner en marcha medidas para que sea un entorno seguro tanto para los clientes como para el personal”.
Muchos de los elementos que definen a un pub faltarán cuando vuelvan a abrir. Al estar limitado el número de personas, no habrá multitudes los viernes o sábados por la noche, no se podrá estar de pie junto a la barra, ni habrá música en vivo.
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Se llevará un registro de los clientes, lo que supone un reto para el espíritu de los pubs, denominados así por tratarse de “public houses”, “casas públicas”, por definición espacios abiertos a todos sin necesidad de inscripción ni afiliación. Reuters