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Más de 25.000 chilenos conmemoraron el domingo en Santiago y otras ciudades del país el primer aniversario de las masivas protestas sociales que estallaron a fines del año pasado, en concentraciones al inicio pacíficas que por la tarde derivaron en disturbios, saqueos y ataques incendiarios.
Las manifestaciones, que arrancaron temprano, marcaron el primer aniversario de las masivas protestas sociales contra la desigualdad que estallaron el 18 de octubre del año pasado, que dejaron más de 30 muertos, miles de heridos y severos daños materiales.
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Golpeando ollas, agitando carteles y pancartas, los participantes llamaban a votar “Apruebo” el próximo domingo en un referendo sobre la posibilidad de escribir una nueva Constitución que reemplace al texto que data de la dictadura militar (1973-1990), una demanda clave de las protestas de 2019.
En gran medida pacíficas al inicio, las protestas fueron empañadas en la tarde por el aumento de hechos violentos, saqueos a comercios y choques con la policía en varios puntos de la ciudad.
Un alcalde del Partido Comunista de un municipio de Santiago fue abucheado y amenazado durante la jornada; más tarde, vándalos enmascarados atacaron una sede de la policía y una iglesia de la institución armada. Grupos enmascarados atacaron otra iglesia de Santiago en primeras horas de la noche, encendiendo su campanario y llenando de humo calles cercanas.
Más de 15 estaciones de metro fueron cerradas temporalmente en medio de los disturbios. La policía lanzó gases lacrimógenos y chorros de agua en escaramuzas con manifestantes, a veces violentos, encapuchados y enmascarados.
“Quienes ejecutan estos hechos de violencia no quieren que los chilenos resolvamos nuestros problemas a través de los canales democráticos”, dijo por la noche el ministro del Interior, Víctor Pérez, tras una reunión con el presidente Sebastián Piñera y otras autoridades en el palacio de gobierno.
Las manifestaciones del año pasado se extendieron con fuerza hasta fin de año y se apagaron en marzo con la llegada del coronavirus al país sudamericano, llevaron a millones de chilenos a las calles para pedir reformas y mejoras a los sistemas de pensiones, salud y educación; en medio de violentos episodios de saqueos, disturbios y estaciones de metro incendiadas, el gobierno decretó entonces un estado de excepción constitucional para dejar la seguridad de la capital en manos de los militares, algo que no ocurría desde la dictadura de Augusto Pinochet.
La policía estimó que la concentración del domingo en Santiago convocó a más de 25.000 personas hacia finales de la tarde, mucho menor que las mayores protestas de 2019.
Reuters