Foto: Archivo referencial
Cantar ya no es una actividad más peligrosa que hablar en lo referente a la posibilidad de propagar el coronavirus, dijeron científicos británicos el jueves, aunque precisaron que el volumen es el factor de riesgo más destacado.
La semana pasada, el gobierno británico cambió sus recomendaciones para permitir a profesionales y aficionados que reanuden sus ensayos de canto y actuación, fijando una distancia social en línea con las regulaciones habituales sobre el COVID-19 y retirando la necesidad de mitigaciones adicionales.
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La decisión se basó en un estudio de científicos de la Universidad de Bristol, que examinaron la cantidad de aerosoles y gotículas generadas por 25 profesionales que hicieron ejercicios de canto, habla, respiración y tos.
Los investigadores hallaron que la masa de aerosoles producida aumentaba con fuerza al subir el volumen del canto o el habla, en hasta 20 o 30 veces.
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Sin embargo, el canto no produjo sustancialmente más aerosoles que hablar a un volumen similar y tampoco hubo una diferencia significativa en la producción de aerosoles entre diferentes géneros como el coral, teatro musical, ópera, jazz, gospel, rock o pop.
“El estudio mostró que la transmisión de virus en pequeñas partículas de aerosol generadas cuando alguien canta o habla es igualmente posible, ya que ambas actividades generan una cantidad similar de partículas”, dijo Jonathan Reid, director del Centro ESPRC para el Entrenamiento Doctoral en la Ciencia del Aerosol. Reuters