Huellas fosilizadas fechadas hace unos 11.000 años en el estado de Nuevo México (EE.UU.) indican que nuestros antepasados prehistóricos perseguían y cazaban a perezosos gigantes, ahora extintos, según un estudio publicado hoy en la revista Science Advances.
Este hallazgo sugiere que los humanos de entonces rastreaban y acechaban a este tipo de mamífero, que podía llegar a medir más de dos metros y medio y tenía garras afiladas, para cazarlo y alimentarse.
Según los investigadores de la Universidad de Bournemouth, en el Reino Unido, los cazadores tenían que esperar pacientemente para tener la oportunidad adecuada de dar el golpe mortal en una parte vulnerable de estos gigantes, como el corazón, la barriga, el cuello o los ojos.
“La anatomía de los perezosos no estaba hecha para la velocidad, sino para la fuerza”, señaló la coautora Sally Reynolds.
El rastro de las huellas, encontradas hace diez años, parece indicar que un grupo de humanos persiguió a un par o tres osos perezosos gigantes, reporta Efe.
En ausencia de huellas humanas, estos animales extinguidos en el Pleistoceno tardío solían caminar de forma recta o curvilínea.
Sin embargo, en el rastro encontrado se aprecia que las bestias enormes hicieron cambios bruscos en su dirección, tratando de despistar a los cazadores humanos, según apuntaron los autores.