Los habitantes de Tumaco, en el departamento colombiano de Nariño, fronterizo con Ecuador, viven un auténtico “infierno” por la violencia desbordada de las disidencias de las Farc, alertó la organización Human Rights Watch (HRW) en un informe.
El director ejecutivo para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, presentó en Bogotá el estudio “Violencia reciclada: Abusos por grupos disidentes de las Farc en Tumaco“, en el que esa organización detalla los crímenes que cometen las disidencias de la antigua guerrilla en la zona.
“No me cabe la menor duda de que aquí la ausencia de justicia y el florecimiento de los cultivos ilícitos son factores determinantes de lo que es el infierno que hoy día viven los residentes de Tumaco, además de un problema de seguridad”, afirmó.
Vivanco calificó como “realmente desolador” el panorama del municipio porque sus residentes “viven acechados por estos grupos que imponen su ley y además establecen un control social feroz, un control social que les permite imponer su ley en zonas de Tumaco” a través de “fronteras invisibles”.
Según cálculos del Gobierno, al menos 1.200 exguerrilleros están en grupos disidentes que no se acogieron al acuerdo de paz firmado por el Gobierno con las Farc el 24 de noviembre de 2016.
Una de las disidencias que opera en Tumaco es el autodenominado frente Oliver Sinisterra, grupo que lidera Walter Patricio Arizala, alias “Guacho”, y al que se le atribuye el secuestro y asesinato este año del periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra, del diario El Comercio de Quito.
El grupo de “Guacho” es señalado también como responsable del secuestro y asesinato de los comerciantes ecuatorianos Katty Velasco y Oscar Villacís, cuyos cadáveres fueron encontrados en una fosa en julio pasado en el área de Tumaco.
En la zona también opera, explicó Vivanco, otra disidencia llamada “Guerrillas Unidas del Pacífico”, además de la banda criminal “Clan del Golfo”, la principal del país, y otros grupos narcotraficantes.
Según la HRW, el año pasado fueron asesinadas 210 personas en Tumaco, razón por la cual la tasa de homicidios en esa localidad en 2017 fue cuatro veces superior a la media nacional y esa cifra aumentó cerca de un 50 % hasta septiembre pasado.
Datos preliminares del Gobierno, recopilados en el estudio, indican que 195 personas fueron asesinadas en los primeros nueve meses del año en Tumaco.
HRW aseguró que los disidentes están asesinando líderes sociales y que desde enero de 2017 al menos siete defensores de derechos humanos fueron asesinados en Tumaco, que tiene el segundo puerto de Colombia en el océano Pacífico y la mayor extensión de cultivos de coca de todo el país.
Vivanco detalló además que hasta septiembre pasado la Fiscalía estaba investigando 42 presuntas desapariciones forzadas, que considera pueden ser más porque muchos casos nunca se denuncian, según constató en terreno la HRW.
Insistió en que son “varios factores” los causantes de la inseguridad en Tumaco, entre ellos la proliferación de cultivos ilícitos y la participación de “grupos irregulares armados” en los crímenes.
El director ejecutivo para las Américas de HRW aseguró que hasta 2013 Tumaco estaba controlado por “Los Rastrojos”, una banda criminal surgida del paramilitarismo, que fue “virtualmente desplazada” por la guerrilla de las Farc antes de la firma del acuerdo de paz.
“Las Farc incorporaron a sus fuerzas, a sus tropas, muchos de los integrantes de ‘Los Rastrojos’, especialmente en el casco urbano de Tumaco, pero también en las veredas (aldeas) alrededor de Tumaco. Muchos pasaron a ser empleados de las Farc a partir del 2013”, agregó.
Sin embargo, cuando la guerrilla se desmovilizó no fueron reconocidos como miembros de las Farc quienes hacían parte de “Los Rastrojos”, que eran entonces cerca de 300 personas.
“Esos bandidos (…) siguen operando en Tumaco y son parte de los que hoy día se integran a estos grupos disidentes de las Farc”, detalló.
Por otra parte, Vivanco señaló que si bien capturar a “Guacho” es una “prioridad importante” para las autoridades, eso no es suficiente para solucionar la “situación de inseguridad que viven los residentes de Tumaco”, informa Efe.
“Se debe tomar Tumaco como un plan piloto para ver si haciendo esfuerzos serios, que se traduzcan en desarrollo regional y desarrollo local con todos los controles, son suficientes para que no se roben la plata. Nosotros creemos que es factible elevar las cifras de desarrollo”, concluyó.