Foto: @BelRedDevils
Es ponerse la camiseta nacional y el madridista Eden Hazard se vuelve imparable. En Rusia, donde brilló como pocos en el pasado Mundial, marcó dos goles y dio una asistencia a su hermano, Thorgan, en sólo 45 minutos.
Se le vio con ganas al belga desde que saltó al Gazprom Arena de San Petersburgo. Pedía el balón y tenía ganas de demostrar que ha dejado bien atrás el bache físico que le ha impedido demostrar su valía con la casaca blanca del Real Madrid.
Al borde de los 20 minutos asistió a su hermano y a los 33 empalmó brillantemente un balón que le vino del cielo a varios metros del borde del área grande.
Después fue su compañero de batallas, De Bruyne, quien le asistió generosamente para que marcara a puerta vacía en el 40.
La segunda parte fue placentera para los belgas, pero Eden, que había encontrado su paraíso particular en la antigua capital zarista, no dejó de buscar la portería rival.
Aunque cuando tuvo la oportunidad de hacer un hat-trick, prefirió regalarle el balón al centrocampista pelirrojo del Manchester City, que disparó demasiado centrado.
Consciente de que necesitaba un partido redondo, su técnico, Roberto Martínez, le permitió jugar los 90 minutos y Eden lo agradeció dándolo todo.
Quizás el brazalete de capitán que lució hoy fue lo que le dio alas o las ganas de vengar en la misma ciudad, San Petersburgo, la dolorosa derrota en las semifinales del Mundial ante Francia, pero el caso es que el Real Madrid ya puede contar con un Hazard en plena forma.Efe