Cerca del corazón de la Vía Láctea hay evidencias de que existe un agujero negro con una masa unas 100.000 veces mayor que el Sol y que está escondido en una nube de gas molecular, según un estudio que publica Nature Astronomy.
Este podría ser uno de los pocos agujeros negros de masa media localizados por los astrónomos y puede proporcionar importante información sobre cómo pueden haberse creado los agujeros negros supermasivos.
Los científicos saben que enormes agujeros negros, hasta 10.000 millones de veces más masivos que el Sol, se ubican en el centro de las galaxias, entre ellas la Vía Láctea, pero desconocen cómo logran tal cantidad de masa, en especial cuando parece que existen desde que el Universo era relativamente joven -solo unos pocos cientos de millones de años-.
Ese enigma, indica el informe, podría resolverse si existieran agujeros negros de unos pocos cientos de miles de masas solares como si fueran semillas para sus equivalentes con mucha mayor masa.
Sin embargo, hasta ahora ese tipo de agujeros negros intermedios no ha podido ser detectados y en la actualidad solo hay “unos pocos candidatos convincentes” para incluirlos en esa categoría, reseña Efe.
El profesor Tomoharu Oka, de la Universidad japonesa de Keio, y su equipo usaron el sistema ALMA (Large Millimeter/submillimeter Array), compuesto por 66 radiotelescopios y ubicado en el desierto de Atacama (Chile), para observar un nube de gas molecular a 60 parsecs (unidad utilizada en astronomía para medir grandes distancias) del centro de la Vía Láctea.