La Gran Barrera de Coral australiana ha sufrido cinco episodios mortales en los últimos 30.000 años, impulsados, sobre todo, por los cambios ambientales y en el nivel del mar, según un estudio que señala que este arrecife es “más resistente” de lo que se pensaba a los grandes cambios.
Sin embargo, aún no se sabe si esta resilencia será suficiente para sobrevivir a la actual estado de deterioro mundial de los arrecifes, indican los autores de este trabajo publicado en Nature Geoscience.
En él, gracias a datos geomorfológicos, biológicos, de sedimentos y fósiles, los investigadores reconstruyen la evolución, durante los últimos 30.000 años, del arrecife de coral más grande el mundo.
El estudio menciona primero el período anterior al “último máximo glacial”, cuando el nivel del mar estaba 118 metros por debajo del actual, señala la Universidad de Sídney en una nota.
Así y a medida que el mar perdía nivel, se produjeron dos eventos mortíferos, uno hace unos 30.000 años y otro hace 22.000 años.
Estos fueron causados por la exposición del arrecife al aire (subaérea), según la citada universidad, que apunta a que durante este período el arrecife se movió en dirección al mar para tratar de seguir el ritmo de la caída del nivel del agua.
En el período de deglaciación y tras el “último máximo glacial”, hubo otros dos episodios letales, hace unos 17.000 y 13.000 años, ocasionados esta vez por el rápido aumento del nivel del mar.
El arrecife también trató de ‘perseguir’ el movimiento del mar, esta vez en ascenso; el análisis de muestras sugieren que estos episodios se debieron probablemente a un gran aumento de sedimentos.
El último episodio letal tuvo lugar hace unos 10.000 años, antes de la aparición del arrecife moderno -hace unos 9.000 años-, según la Universidad de Sídney, que explica que este no se asocia con ningún aumento abrupto o concreto del nivel del mar en la deglaciación.
Más bien parece estar relacionado con un incremento masivo de los sedimentos y una reducción de la calidad del agua, junto a un aumento general del nivel del mar.
El trabajo concluye que el arrecife pudo restablecerse con el paso del tiempo debido a la continuidad de sus hábitats con corales y algas coralinas y su capacidad para migrar lateralmente entre 0,2 y 1,5 metros al año.
No obstante, es poco probable que esto sea suficiente para que el arrecife sobreviva al actual aumento de la temperatura de la superficie del mar, la decoloración anual de colares, la disminución de la calidad del agua o el incremento del flujo de sedimentos.
“Nuestro estudio demuestra que el arrecife de coral ha podido recuperarse de eventos letales pasados durante la última glaciación y deglaciación. Sin embargo, también se constata que es altamente sensible al aumento de sedimentos”, aseguró Jody Webster, profesor asociado de la Universidad de Sídney y director de este estudio, informa Efe.
Por eso, añadió Webster, es necesario entender cómo las prácticas actuales de la industria primaria están afectando a la entrada de sedimentos y a la calidad del agua en esta barrera de coral.