Sin kilos y kilos de maquillaje, sin el vaso de whisky y el puro, y sin la voz gruñona de Winston Churchill, pero con los mismos ojos azules inconfundibles llegó Gary Oldman a Londres para presentar “El instante más oscuro”, su última película que versa sobre la vida del ex primer ministro británico.
La interpretación de una de las figuras clave en la historia contemporánea británica le valió a Oldman para ser galardonado con el Globo de Oro a mejor actor, la nominación a los premios Bafta y la posibilidad de, por primera vez en su carrera, optar a ganar un Oscar.
“La gente me suele decir: ‘Es extraño que nunca hayas sido nominado para un Oscar, no puedo creerlo’. Eso es probablemente porque nunca he tenido un publicista. No tengo uno. Puede que sea la primera persona en la historia de esta industria sin él”, comentó.
“Nunca he pensado sobre ello porque no creo que sea importante. Los premios deben ser lo último en lo que estés pensando al trabajar”, reconoció Oldman en un encuentro con los medios de comunicación, reporta Efe.
Oldman, a sus 59 años, interpreta a Churchill en los tiempos en los que fue nombrado primer ministro británico y tuvo que decidir sobre el futuro de la nación durante la Segunda Guerra Mundial.