Diez años tras el accidente en la central nuclear de Fukushima, un informe emitido hoy por la ONU afirma que no es posible “demostrar un aumento de la incidencia de una enfermedad por la radiación”, si bien menciona la subida de los casos de cáncer de tiroides entre jóvenes, que sin embargo achaca a otros factores.
“No se ha documentado ningún efecto adverso de salud entre los residentes de Fukushima que sea directamente atribuible a la exposición a la radiación del accidente de la planta nuclear de Fukushima Daiichi”, sentencia el Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación Atómica (Unscear).
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Según los expertos de Unscear (en sus siglas en inglés), no ha sido posible “demostrar un aumento de la incidencia de una enfermedad por la radiación” a causa del accidente sucedido el 11 de marzo de 2011 en Japón.
Eso sí, el detallado informe de unas 250 páginas habla de una subida de los casos de cáncer de tiroides entre niños y jóvenes, que atribuye al uso masivo de modernos métodos de diagnóstico para detectar problemas en esa glándula.
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Además, destaca el impacto psicológico y social, como la evacuación de población de las zonas más afectadas, que también causaron problemas de salud en la zona afectada.
El desastre de Fukushima sucedió a causa de un fuerte terremoto, de 9.0 puntos de intensidad, y el tsunami que le siguió e inundó de agua la central, desatando una fusión nuclear.