Filme brasileño ilustra en blanco y negro explotación del Amazonas

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Foto: Captura de video

El cineasta brasileño Fernando Segtowick ha llevado hasta la Berlinale su primer largometraje “O reflexo do lago”, un documental que ilustra en blanco y negro las consecuencias de la explotación del Amazonas explicada por los habitantes de la presa de Tucuruí.

En una entrevista con Efe, el realizador cuenta que su fuente de inspiración para este trabajo fue el libro de fotografías de Paula Sampaio “O lago do Esquecimento”(“El lago del olvido”) que le produjeron un gran impacto porque contradicen todo aquello que se piensa al oír hablar del Amazonas.

“Normalmente cuando hablamos del Amazonas, hablamos de árboles verdes, de animales, de biodiversidad, pero no es siempre así, porque el Amazonas está siendo destruido por el hombre desde hace siglos”, señala.

En su filme, rodado en blanco y negro, Segtowick (1971) muestra las consecuencias de la construcción en los años ochenta del siglo pasado de la presa hidroeléctrica de Tucuruí. La electricidad que genera abastece a la industria del aluminio, con un consumo elevado de energía, mientras que los habitantes de la presa esperan todavía hoy la llegada de paneles solares para su propio suministro energético.

Debido a la presión de tiempo y de otras exigencias que rodearon a este macroproyecto, los árboles no fueron talados antes de la inundación ni las personas y animales convenientemente reubicados. De la presa sobresalen ahora los troncos muertos de los árboles primitivos a modo de recordatorio de la destrucción ecológica causada por este vasto proyecto.

En esto contexto, Segtowick se aproxima con su cámara a la austera vida de los habitantes de la presa y los muestra, tal como son, “felices a pesar de todos sus problemas” y conscientes de que su historia debía ser contada, asegura.

Según el cineasta, su primer largometraje es así una buena oportunidad para discutir esta imagen del Amazonas -un lugar supuestamente vacío, sólo habitado por animales y árboles- y hablar de la población que reside allí también desde hace siglos.

Las imágenes en blanco y negro no sirven sólo para reflejar que el Amazonas no siempre es verde, sino que son representativas también del tiempo, porque “hablan de una situación que se lleva dando durante años y todavía continúa”.

“Creo que la película podría ser atemporal, para lo cual el banco y negro ayuda”, precisa. Además, el blanco y negro, que de por si le gusta, confiesa, es “extraño” y en ese sentido, conveniente, porque, según explica, su idea era “de alguna manera impactar” al espectador.

“Puede ser, además, humano, porque cuando ves verde y otros colores del Amazonas, lo que ves es mucho más la región, el entorno medioambiental, y yo lo que realmente quería era centrarme en la gente”, subraya.

El hecho de que su filme, nominado al premio al mejor documental, se proyecte en la Berlinale y en la sección Panorama, tradicionalmente la segunda en importancia del festival, es para el realizador “un gran logro”. EFE