Extasis en París tras la clasificación de Francia a la final del Mundial

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La hinchada francesa festejó en París el pase de su selección a una tercera final de un Mundial de fútbol, después de la de 1998 y 2006, con loas a Kylian Mbappé, el favorito de los aficionados, y a Samuel Umtiti, el goleador en la victoria ante Bélgica (1-0).

En París, unos 2.100 kilómetros de San Petersburgo, palco de las semifinales franco-belgas, el ambiente futbolístico hervía como no lo hacía desde hace tiempo.

Si la Asamblea francesa detuvo los trabajos legislativos “por razones de unidad nacional” para que los diputados siguiesen el partido, las calles de la capital gala hervían en los prolegómenos.

En un ambiente extrañamente febril, los bares y restaurantes del centro estaban ya repletos una hora antes del encuentro. También registró lleno la plaza del Ayuntamiento parisino, a las orillas del Sena, donde se agolparon miles hinchas frente a una gigantesca pantalla.

Frente a la sede del Consistorio, un imponente edificio reconstruido de mediados del siglo XIX, una multitud se vistió con los tonos azules de la selección gala acompañada por numerosas banderas y no solo francesas. Los colores de Argelia y Marruecos también se hicieron un hueco.

Las vías adyacentes a la plaza del Ayuntamiento estuvieron horas antes cortadas al tráfico. No cabía nadie más en la explanada. Se había llenado con los 20.000 aficionados calculados por las autoridades en un abrir y cerrar de ojos.

Entre los privilegiados que pudieron seguir el encuentro a pocos metros de la pantalla figuró Antoine, de 17 años, quien se había desplazado desde Orleans, a unos 150 kilómetros de París, para seguir a la selección en el meollo parisino.

“Mbappé va a marcar. O porqué no, Fekir, aunque no sea titular”, pronosticaba el joven, bocina en mano y acompañado por su novia y un amigo.

Otro grupo de jóvenes estudiantes procedentes de las afueras de París ocupaban la fila más próxima de la pantalla. Para lograr ese privilegiado lugar habían tenido que llegar unas cuatro horas antes del pitido inicial del partido. Efe