Son centenares las pruebas de lo ocurrido hace 36 años durante la toma guerrillera del Palacio de Justicia de Colombia, y con ellas la Comisión de la Verdad recreó paso a paso lo que sucedió durante los dos días de toma y retoma, en los que se sabe que agentes del Estado torturaron y desaparecieron a un número indeterminado de personas.
Ese 6 y 7 de noviembre de 1985, cuando 35 guerrilleros del M-19 entraron en la sede más importante de la Justicia en Colombia y tomaron más de 300 rehenes, había una decena de cámaras de televisión grabando cómo, tras la retoma a cañonazos del Ejército, sacaban los cuerpos o a las personas, documentando, cómo se supo años después, que salían personas vivas que luego presentaron como muertas.
Así lo muestra la exposición “Huellas de desaparición”, en el Museo de Arte Miguel Urrutia (MAMU) de Bogotá, donde junto a Forensic Architecture han recogido 49 horas de video, testimonios de testigos y víctimas, las decenas de miles de hojas de archivos judiciales y diarios personales para reconstruir al detalle y en 3D qué sucedió.
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“Tratamos de organizar la información que está pública e invitar a un proceso de verificación abierta, de comenzar a articular y juntar las piezas de las cosas que parecían muy complejas”, relata a Efe el investigador Óscar Pedraza, mientras camina por la exposición rodeando las maquetas del Palacio de Justicia y la Casa del Florero, adonde fueron llevadas muchas de las víctimas.
Lo acaecido alrededor de la toma del Palacio de Justicia, donde murieron 94 personas, entre ellos 11 magistrados de la Corte Suprema, siempre se ha visto como un “caos” y un episodio demasiado complejo como para sacar algo en claro.
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“Se ha presentado en público que la cantidad de información (del caso) implica ilegibilidad y caos y eso ha funcionado como una manera para evitar hacer las alegaciones requeridas para que la gente no investigue”, dice Pedraza.
Toda la información —o casi toda— que la Comisión de la Verdad y Forensic Arquitectonics han usado para la exposición era conocida, pero lo que han hecho es “unir los puntos” para mostrar más claramente los hechos.
Un gran mural con un eje de tiempo da la bienvenida a los visitantes, donde pueden ver los hechos que el Estado hizo para ocultar los delitos cometidos y las acciones que se desarrollaron para dar luz en el caso, también hay una gran maqueta del espacio urbano donde tuvo lugar la toma y varios documentales cortos, que reconstruyen y narran los hechos. EFE