No hay cifras exactas sobre los afectados por el “síndrome del trabajador quemado”, pero millones de personas sufren este agotamiento laboral.
La salud mental de los trabajadores sigue siendo objeto de una insuficiente atención, lo que repercute en el afectado y también en la empresa, y es necesario actuar frente a ello a todos los niveles, alertaron los expertos en el I Congreso Iberoamericano contra el Burnout.
Psicólogos, neurocientíficos, médicos, comunicadores o “coaches” analizan en La Romana, República Dominicana, el negativo impacto del desgaste ocupacional y buscan herramientas para poner freno a esta situación y, en el mejor de los casos, prevenirla, en un foro organizado por el grupo Vacation is a Human Right Foundation (Viarh).
Aunque no hay cifras concluyentes sobre los afectados por el conocido como “síndrome del trabajador quemado”, se considera que millones de personas sufren en todo el mundo este agotamiento laboral.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo incluye en su clasificación internacional de enfermedades y lo reconoce como un problema de salud mental ligado al empleo, resultado de un estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito.
El alto costo a todos los niveles del desgaste laboral
Tal como se detalló en el foro, los trabajadores están históricamente estresados y, según se desprende de un reciente estudio del instituto Gallup, un 59 % de los empleados se siente desapegado respecto a su trabajo, ha renunciado de manera silenciosa a estar involucrado, y otro 18 % se queja en voz alta, con un costo para la economía global de unos 8,8 millones de dólares.
A estas consecuencias se unen los múltiples impactos negativos del “burnout” para el afectado en un amplio abanico de frentes, desde el psicológico al físico, pasando por el emocional y el conductual.
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En concreto, el neurociéntifico hispanoargentino, Néstor Braidot explicó que los síntomas incluyen dolor de cabeza, falta de concentración, agotamiento físico, baja autoestima, taquicardia, nerviosismo, desánimo, agotamiento mental y emocional, pérdida de motivación y falta de implicación entre otros.
Pero fue más allá y advirtió de que un cerebro estresado utiliza una menor cantidad de factores para tomar una decisión, por lo que estas son más pobres, limitadas y posiblemente erróneas. Se trata, dijo de forma más gráfica, de un cerebro funcionalmente “jibarizado”.
Mayor atención a la salud mental
Ante esta situación, los participantes subrayaron la importancia de prestar mayor atención a la salud mental de los trabajadores, que, como dijo Carmen Martínez de la OMS/Organización Panamericana de la Salud, “sigue estando insuficientemente considerada” y se necesita un trabajo intersectorial en el que participen organizaciones internacionales, gobiernos, empresas, sociedad civil y representantes sindicales.
Es importante que las personas se sientan seguras y sanas en su entorno de trabajo y que tengan las herramientas para la gestión del estrés, lo que, a juicio de Martínez, es bueno tanto para el empleado como para la empresa.
Carmen Martínez también consideró que todavía “queda mucho por hacer” e hizo hincapié en la importancia de afrontar los problemas mentales ligados al trabajo a nivel organizacional, con la participación de las empresas, pero también del trabajador, y capacitando al entorno laboral para que puedan detectarse cuanto antes estas situaciones y así poder actuar.
Si bien el agotamiento laboral afecta a todos los sectores, los trabajadores sanitarios presentan una elevada incidencia, indicó Martínez, algo que cobró especial relevancia durante la pandemia de covid-19.
También este desgaste y estrés repercute en gran medida entre quienes tienen una menor estabilidad laboral, como los empleados temporales, entre ellos los temporeros del campo, y los migrantes.
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Cambiar la relación con el trabajo
Los expertos hablaron de la importancia de cambiar la relación con el trabajo y de la pausa consciente, a través de múltiples herramientas como la relajación, un simple paseo por la naturaleza, las vacaciones y no solo ocuparse y pensar en el empleo.
“Hemos vinculado el trabajo a quienes somos, a nuestra identidad (…) Estamos poniendo en desmesura el trabajo y haciendo peligrar cuestiones tan importantes como la vida personal o la salud”, advirtió la psicóloga española Alejandra Vallejo Nágera.
La conclusión de los participantes fue clara: “el cambio es necesario, urgente y debe darse” porque, “en un mundo donde todo se compra y se vende, el ser humano termina siendo una máquina de producción, un esclavo del rendimiento laboral”.
EFE
