Esposa de doctor fallecido por COVID-19 denuncia que no lo protegieron

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Foto: EFE

Para Ivonne Santana el coronavirus representó la forma más amarga de enfrentar la muerte, pues asegura que “es terrible ni siquiera poder tomarle la mano a la persona que se te va, darle un abrazo, verlo por última vez, es muy difícil. Es muy cruel (el COVID-19)”, asegura en entrevista con Efe.

Ni él hijo ni su madre, Ivonne Santana Olguín, esperaban ser informados de que Ríos Rivera, con síntomas de coronavirus desde finales de marzo y a quien le negaron dos veces la prueba para confirmarlo en su lugar de trabajo, no había soportado tres infartos y había muerto.

Ivonne cuenta que el doctor de 50 años, empezó a sentirse fatigado a finales de marzo y el 1 de abril comenzó con dolor de cabeza “se sentía extraño” y pidió que le hicieran la prueba del coronavirus, porque además sospechaba haber estado en contacto con personal contagiado, “pero se la negaron dos veces”, dice con rabia la ahora viuda.

No fue sino hasta cinco días después, cuando en una junta, el director del nosocomio lo notó deteriorado y lo mandó a hacerse la prueba, la cual resultó positiva, sin embargo, el daño en sus pulmones ya estaba hecho.

El 24 de abril, el Gobierno del Estado de México informó en un comunicado que a Ríos Rivera, que ya mostraba síntomas, se le tomó la muestra para la prueba de COVID-19 en el área de urgencia el 8 de abril, la cual dio positivo

Ivonne asegura que las fechas que informa el Gobierno son correctas “pero llevaba días que fue a revisarse y no le habían hecho caso”, afirma para después señalar que la familia evalúa tomar acciones legales contra quienes le negaron la prueba en esos primeros días de abril.

Contiene el llanto y mientras cuenta su historia, sus rasgos denotan coraje. “De lo que más se quejaba era que cómo era posible que siendo compañero no le hicieran caso”, lamenta y considera que, quizá, de haber tenido la prueba oportunamente “habríamos ganado tiempo”.

Ivonne asegura que en el Hospital donde su esposo trabajó durante los últimos tres años de su vida no se preocuparon por proteger a su personal.

“Al principio (de la epidemia) iba normal, después les dan un kit (equipo) -incluso me manda foto con un cubrebocas- que estaba más equis (de mala calidad) que nada, unos guantes y otra cosa “es mi fabuloso kit de protección” me dijo”, cuenta.

Incluso, dice que el personal se quejaba de que en el nosocomio atendieran a pacientes Covid “si no contaban con esas instalaciones” y asegura que por la epidemia reasignaron a otras áreas a residentes que tuvieron contacto con pacientes infectados y uno de ellos fue quien probablemente contagió al doctor Ríos Rivera. EFE