El departamento colombiano del Guaviare, situado en la confluencia de la Orinoquia con la Amazonia, encontró en el turismo de naturaleza una manera de abrirse horizontes de progreso y dejar atrás un pasado de violencia por el conflicto armado.
Gracias al empuje de los lugareños y el apoyo del Gobierno, turistas europeos y japoneses han comenzado a llegar al Guaviare atraídos por experiencias únicas de su fascinante biodiversidad, pozos de agua cristalina, cascadas majestuosas y ríos de colores, bellezas que antes estaban tapadas a los ojos del mundo por el conflicto.
Un convencido de esa nueva realidad es César Arredondo, un empresario del turismo que estudió en Bogotá y, tras la firma de la paz con las FARC, que durante décadas dominó esa región, regresó al Guaviare “para cambiar la visión que se tenía sobre el departamento y ayudar a la gente vinculándola al turismo sostenible”.
“El Guaviare vivió tiempos difíciles por el conflicto pero la situación ha cambiado mucho desde que se firmó la paz. Antes a la gente le daba pena decir que era del Guaviare porque pensaba que lo relacionaban con la guerrilla pero ahora es diferente, la gente ya dice sin miedo que es guaviarense”, dice a Arredondo a Efe.
LO QUE HAY PARA VER
Arredondo, licenciado en biología y educación ambiental, narra que su departamento, un inmenso tapete verde de 72.238 kilómetros cuadrados, vivió “tres bonanzas” que nada bueno dejaron.
La primera fue la del cultivo de marihuana, luego las “tigrilladas” -como se le llamaba a la caza de jaguares, venados y otros animales de pieles exóticas que iban a parar a Europa para la moda- y, por último, el cultivo de coca.
“Los que se lucraban de esas actividades eran foráneos. Acá poco y nada dejaban”, recuerda Arredondo quien subraya que ahora la gente cree que puede salir adelante con el turismo.
Según explica, “el Guaviare tiene por lo menos 40 sitios turísticos para mostrar”, entre ellos “la Serranía de la Lindosa con sus milenarias pinturas rupestres, los pozos naturales de agua, la Puerta de Orión, la cascada Las Delicias y la Ciudad de Piedra”, además del avistamiento de aves.
Partiendo de San José del Guaviare, capital departamental, cuya temperatura está entre los 22 y 34 grados centígrados, los recorridos por estos lugares se hacen en medio de bosques y pastizales, los cantos de pájaros, el ruido que hacen los micos y otros animales que trepan a los árboles o se esconden en los morichales.