El chocolate belga se pasa al 3D

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La impresión en tres dimensiones es una tecnología emergente que promete convertirse en un nuevo polo de innovación y que ya se ha introducido en sectores tan dispares como la fabricación de piezas para naves espaciales o la manufactura de juguetes sexuales.

Incluso en el mundo de la alimentación existen restaurantes que imprimen sus menús o máquinas diseñadas para el hogar capaces de dibujar pizzas por capas. Pero nadie se dedicaba específicamente a imprimir y vender productos chocolateros bajo demanda, hasta que a finales de 2016 nació Miam Factory.

“Hay empresas que comercializan impresoras. Pero somos los únicos que fabricamos piezas por encargo. El cliente viene a vernos con una idea en la cabeza y fabricamos el producto en chocolate. Eso no lo hace nadie más”, comenta a Efe el químico Gaëtan Richard.

Francés, doctor en química y cocinero, Richard lleva diez años instalado en suelo belga y trabajando para la Universidad de Lieja, donde en 2015 se fundó el Smart Laboratory Lab, un departamento multidisciplinar dedicado a la innovación culinaria a través de las nuevas tecnologías.

“Bélgica es el país del chocolate”, resume Richard sobre un territorio donde la industria del cacao se remonta al siglo XVII, factura anualmente 4.000 millones de euros y emplea a unas 7.600 personas.

Y fruto de la colaboración de Richard con François Chasseur, un “maker” encargado de modificar impresoras 3D para plástico y hacerlas aptas para trabajar con cacao líquido, en Bélgica surgió la “start up” Miam Factory.

“El objetivo es ofrecer a los chocolateros y pasteleros la posibilidad de hacer otras cosas y ampliar su creatividad con piezas que hasta ahora no podían hacer”, prosigue Richard, que no considera su proyecto empresarial una amenaza para los tradicionales maestros del cacao, sino todo lo contrario.