Estados Unidos acusó a siete supuestos miembros del servicio de inteligencia militar de Rusia (GRU) por hacer un pirateo cibernético a empresas de control de dopaje en un intento de socavar los esfuerzos internacionales para exponer el escándalo de los atletas rusos.
“Entre los objetivos de la conspiración se encontraba la divulgación de información robada como parte de una campaña de influencia diseñada para socavar, tomar represalias y deslegitimar los esfuerzos de las organizaciones internacionales antidopaje”, informó el Departamento de Justicia de EE.UU. en un comunicado.
El fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, señaló en una rueda de prensa que este tipo de campañas de piratería informática “representan una seria amenaza” para la seguridad del país.
“Estamos acusando a siete oficiales de la GRU por múltiples delitos, incluyendo el uso de piratería para difundir la información personal de cientos de oficiales y atletas antidopaje como parte de un esfuerzo por distraer la atención del programa de dopaje patrocinado por el Estado de Rusia“, apuntó Sessions.
“Todo esto se hizo para debilitar los esfuerzos de muchas organizaciones para garantizar la integridad de los Juegos Olímpicos y otros eventos deportivos”, añadió el fiscal.
El escándalo de dopaje al que se refirió Sessions, que afectó a 1.000 atletas de ese país de 30 deportes, provocó que los deportistas rusos fuesen excluidos, mirados con sospecha o privados de ver ondear su bandera o escuchar su himno, incluso después de colgarse el oro al pecho, en dos Juegos Olímpicos -Río de Janeiro y Pieonchang- y numerosos Europeos y Mundiales.
Mitos del deporte mundial como la zarina de la pértiga, Yelena Isinbáyeva, tuvieron que retirarse sin honor y otros, como el campeón mundial de 110 metros vallas, Serguéi Shubenkov, vieron truncada su progresión al ser marginados como auténticos parias.