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Estados Unidos cierra este jueves el año con un récord de hospitalizaciones por la Covid-19 y con pronósticos poco alentadores para los primeros meses de 2021, tras la llegada al país de la cepa británica del virus y ante la lentitud en la campaña de vacunación.
Los estadounidenses pasarán una Nochevieja sombría en el país más golpeado del mundo por la pandemia en términos absolutos, con una cifra de contagios que roza los 20 millones y con más de 343.000 fallecidos por la enfermedad.
Diciembre ha sido el mes del año con más muertos por la pandemia, con varios récords diarios consecutivos que esta semana se han superado día tras día, con un total de 3.744 este miércoles, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Y el panorama para enero es aciago: un pronóstico de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) indica que, en las próximas tres semanas, podrían morir al menos 80.000 estadounidenses más por covid-19.
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La variable que más preocupa a muchos expertos es la presión hospitalaria, y este miércoles se alcanzó un nuevo récord en cuanto a hospitalizaciones, con 125.220 pacientes ingresados por la enfermedad, de acuerdo con la plataforma Covid Tracking Project.
California, uno de los estados donde más se han disparado las hospitalizaciones, anunció este miércoles que había detectado el primer caso en ese estado de la nueva cepa británica de la covid-19, un día después de que Colorado revelara que también había registrado un contagio de esa variante.
Las autoridades sanitarias del país creen que la nueva cepa puede estar mucho más extendida de lo que se ha detectado, y debido a que parece ser un 70 % más contagiosa que otras variantes, están muy preocupadas por el impacto que puede tener en unos hospitales que ya están desbordados.