Foto: Imagen ilustrativa
Hasta la Isla de Punta Arena ubicada en la zona fronteriza de la ciudad de Cartagena fueron atraídos los uniformados de la Policía Metropolitana que recibieron múltiples denuncias ciudadanas por el constante ruido que se escuchaba en una vivienda donde los patrulleros se llevaron una sorpresa al descubrir que en una reunión clandestina se encontraban más de 400 fiesteros.
La mayor alarma que elevaron los agentes del orden que llegaron a controlar esta fiesta fue el hecho de que los invitados de la misma dejaron de lado el cuidado por los protocolos de bioseguridad para evitar la propagación de la pandemia del coronavirus.
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Por parte de la Alcaldía de la capital de Bolívar rechazaron los hechos y revelaron que algunos de los participantes de la rumba clandestina estaban bajo los efectos del alcohol cuando fueron abordados por la Fuerza Pública.
“Eso es una irresponsabilidad infinita, tanto de los organizadores como de las personas que participaron en dicho evento. En Cartagena están prohibidas las fiestas, los bailes, los espectáculos públicos y privados; porque la situación que hemos vivido en estos siete meses, ha causado mucho dolor, mucha tristeza y angustia a cientos y miles de familias”, reseñó el secretario del Interior de Cartagena, David Munera.
Del mismo modo, el funcionario distrital recordó el número de personas que han muerto en Cartagena a causa del COVID-19, “hemos tenido más de 580 fallecidos”, recriminando entonces a quienes “de manera irresponsable” se van a celebrar a los islotes contiguos a la capital de Bolívar y no respetan las medidas de autocuidado.
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Por su parte, algunos de los asistentes a la reunión privada señalaron que no se trataba de ninguna fiesta como lo anunciaron las autoridades, sino que era un toque de música del que todos tenían conocimiento “menos las autoridades”, enfatizan.
Adicional a ello, reconocen que sí se estaban respetando las medidas sanitarias y que en este evento “no había riesgo de contagio” porque los asistentes estaban al aire libre.